Este año, las fronteras de México se han visto invadidas por el número de personas que buscan el “sueño americano”. Entre enero y octubre de 2021, según la Comisión Mexicana de Ayuda a los Refugiados (Comar), hubo un nuevo máximo de más de 108 mil 195 solicitudes de asilo en el país, tres veces más que en 2020.
Según la Secretaría de Política Migratoria del gobierno mexicano, en los primeros diez meses de 2021, las autoridades detuvieron a 228 mil 115 extranjeros, en su mayoría de Honduras, Guatemala, El Salvador, Haití y Nicaragua, y deportaron a 82 mil 627.
Los emigrantes se enfrentan a grandes obstáculos en su peregrinaje, y la pandemia del Covid 19, que hasta ahora se ha cobrado más de 299.000 vidas en el país, se ha sumado a esa lista. Las personas que se desplazan se consideran vulnerables porque su acceso a derechos comunes como la salud, la alimentación, la vivienda y el trabajo es limitado. El riesgo de infección aumenta en los centros de detención y en los refugios porque son espacios cerrados en los que es difícil mantener una distancia saludable.
Sin embargo, el mayor temor de los inmigrantes indocumentados no es la muerte por el coronavirus, sino la muerte a manos de la policía o de las autoridades de migración, cuyas acciones para impedir los viajes posteriores terminan repetidamente en graves enfrentamientos en los que varias personas resultan heridas o incluso pierden la vida.
Estas situaciones persisten a pesar de la promesa del presidente Andrés Manuel López Obrador de que no habría más redadas contra las personas que salen de su país en busca de una mejor calidad de vida, pero el personal del Instituto Nacional de Migración (INM) las mantiene activas.
En los primeros siete meses del mandato del presidente Joe Biden se registraron 6.356 agresiones a inmigrantes indocumentados en la frontera entre México y Estados Unidos, según la organización Human Rights First, además de 1.500 agresiones a esta población en forma de secuestro, tortura, asalto, violación y otros actos ilegales.
El 12 de diciembre, unos 500 migrantes llegaron a Ciudad de México para exigir a las autoridades que regularicen su situación en el país. Sin embargo, antes de dirigirse a Palacio Nacional, decidieron hacer una parada en la Basílica de Guadalupe con motivo del Día de la Virgen, ignorando las medidas tomadas por las autoridades capitalinas, que habían habilitado una sala especial para que descansaran y recibieran alimentos, atención médica, pruebas Covid 19 y vacunas contra el virus.
Los integrantes de la caravana migrante continuaban imperturbables su camino hacia el centro religioso cuando se encontraron con un retén formado por decenas de efectivos de la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC). El encuentro terminó en un enfrentamiento, en el que los migrantes golpearon los escudos de los agentes uniformados con palos y piedras.
Finalmente, algunos se quedaron en la capital y acudieron a la sede del INM en Polanco para solicitar visados humanitarios, donde sólo se tramitaron 30 casos; el resto siguió su camino hacia Estados Unidos.
Cada día, los emigrantes arriesgan incluso su vida para evitar volver al martirio por el que dejaron su país de origen. El 9 de diciembre, un tráiler repleto de 160 migrantes que habían pagado miles de dólares a los traficantes por el “sueño americano” se estrelló en Chiapas en un accidente de tráfico, causando más de 100 heridos y 56 muertos.
El suceso conmocionó al mundo y puso de manifiesto el inexorable aumento de migrantes, refugiados y solicitantes de asilo en México, pero sobre todo el número de menores que se ven obligados a realizar el viaje. En lo que va de año, más de 29.467 migrantes de este grupo de edad han buscado refugio en el país.
En un esfuerzo por hacer frente al creciente flujo de migrantes, el Presidente y representantes de la nación se reunieron con autoridades de otros países afectados por la misma situación. El 18 de noviembre, los líderes de México, Estados Unidos y Canadá reanudaron en Washington la cumbre de los “Tres Amigos“, que no se celebraba desde que Donald Trump asumió la presidencia en 2016.
En la reunión, el presidente López Obrador pidió al primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, y al presidente de Estados Unidos, Joe Biden, que dejen de rechazar a los trabajadores migrantes, asegurando que son necesarios para el crecimiento de la región.
También agradeció a Biden su intención de legalizar a 11 millones de mexicanos que viven en este país como parte del plan de inmigración “Build Back Better” aprobado por el G