Si pudiéramos abrir nuestro cerebro y encontrar la fuente del miedo a las agujas, descubriríamos un mundo enrarecido con sus propias reglas y leyes. Esta fobia, conocida como tripanofobia, afecta a muchas personas y suele provocar preocupación e imposibilidad de actuar en situaciones relacionadas con el uso de agujas. Esto puede causar ansiedad e incluso pánico en aquellos que la padecen, llegando incluso a impedirles recibir tratamiento médico necesario.
Podemos encontrar menciones a la tripanofobia desde 1844, cuando el médico irlandés Francis Rynd inventó una aguja hueca diseñada para realizar inyecciones subcutáneas. Si retrocedemos un poco más en el tiempo, encontramos a Alexander Wood, un doctor escocés, que agregó un émbolo a una jeringa en 1853. Ambos inventos sirvieron para facilitar la realización de procedimientos médicos que necesitaban la utilización de agujas.
Es posible que esta fobia nos haya acompañado durante toda la historia de la humanidad, pero siempre ha existido un debate acerca de cuáles son los factores que la causan. ¿Es un problema genético o es algo que se adquiere con el tiempo? Hablando desde un punto de vista clínico, los expertos opinan que la tripanofobia puede ser causada por varios factores, desde experiencias infantiles o un clima familiar exacerbado hasta herencia genética.
¿Quién sufre tripanofobia?
La tripanofobia puede afectar a personas de todas las edades y géneros. No hay un perfil específico de persona que sufra de esta fobia, ya que puede afectar a cualquier persona independientemente de su raza, cultura o antecedentes médicos. Algunos estudios sugieren que la tripanofobia es más común en mujeres que en hombres, pero esto no es una regla general.
Además, es importante destacar que la tripanofobia no es exclusiva de pacientes. También puede afectar a profesionales de la salud, como enfermeras o médicos, que pueden sentir ansiedad o temor al administrar inyecciones o al trabajar con agujas.
Entre los famosos conocidos que sufren tripanofobia destacan Judy Garland, Sonny Liston (el campeón de boxeo de peso pesado) y Jackie Chan (el héroe de las películas de artes marciales y de acción). Un caso interesante es el del artista Alice Cooper, quien dijo alguna vez: “Puedo poner mi cabeza en una guillotina y jugar con una serpiente, pero no, agujas no“.
¿Cómo se trata el miedo a las agujas?
El tratamiento del miedo a las agujas puede ser complejo, por lo que se recomienda acudir al consejo profesional o al apoyo de grupos especializados. Algunas técnicas comunes para combatir la tripanofobia incluyen terapia cognitiva, terapia breve y programación neurolingüística. También se recurre a la habituación, técnica en la que los individuos se someten de manera progresiva a cosas a las que les temen. Esto resulta muy útil para ayudarles a afrontar su miedo a las agujas día a día.
En los hospitales hay profesionales dedicados a ayudar a los pacientes fobicos a superar este problema mediante el uso de herramientas especialmente diseñadas. Además hay recursos digitales como el Centro para la Ansiedad Relacionada con la Atención Médica (CARD), que ha creado estrategias holísticas para ayudar a aliviar el dolor antes y durante la vacunación.
Es importante tener en cuenta que aunque la tripanofobia puede ser una fobia debilitante, es posible superarla con la ayuda adecuada y la paciencia necesaria. En algunos casos, la fobia a las agujas puede ser tan extrema que puede ser tratada con medicamentos para la ansiedad. Sin embargo, estos medicamentos deben ser recetados por un profesional y utilizados con precaución.
En otras palabras
Aunque el miedo a las agujas es una fenómeno antiguo, con el descubrimiento de nuevas vacunas y tratamientos surge el interrogante de si la sociedad está preparada para afrontar los desafíos que puede generar entre aquellos que sufren tripanofobia. Por tal motivo, los organismos sanitarios están llamando la atención sobre la importancia de crear herramientas para ofrecer soluciones sencillas a este problema.
También se hace necesario destacar la labor de los profesionales que se dedican a superar este miedo día a día y sacarlo del mundo enrarecido en el que viven aquellos que lo sufren. Porque, al final, todo lo que nos rodea influye en nuestras fobias y es necesario entenderlas para vencerlas.