WASHINGTON. Tras el regreso de Estados Unidos a la lucha contra el calentamiento global, los expertos consideran que el mundo se encamina por fin a frenar el cambio climático, con cautela, ante las dudas sobre la capacidad de las grandes potencias para cumplir sus compromisos.
“Hemos hecho un gran avance”, dijo el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, al cerrar la cumbre virtual que organizó para pasar la página de la era de Donald Trump, un escéptico del cambio climático.
Se trata del “inicio del camino” hacia un nuevo acuerdo climático en la conferencia de la ONU COP26 que se celebrará en noviembre en Glasgow (Escocia), dijo.
Estados Unidos duplicó su objetivo de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero para 2030. Japón, Canadá, la Unión Europea y el Reino Unido también aumentaron sus compromisos.
Estados Unidos, China y el Fondo Monetario Internacional fueron algunos de los ejecutivos que apoyaron los llamamientos para aumentar los impuestos sobre el carbono y las inversiones masivas en energía verde para tratar de frenar el aumento de las temperaturas y poner al mundo en la senda de la prosperidad.
El Banco Mundial identificó cinco áreas prioritarias de inversión: sistemas de alerta temprana, infraestructuras resistentes al clima, agricultura de secano, protección de manglares y resistencia al agua. La institución estimó que invertir 1,8 billones de dólares a nivel mundial en estas áreas durante los próximos nueve años podría generar 7,1 billones de dólares en beneficios.
También se propuso un impuesto sobre el carbono, que se dirigiría a las mayores fuentes de emisiones con el objetivo de cambiar el comportamiento de los consumidores, animándoles a utilizar menos energía, comprar vehículos electrónicos y productos domésticos más eficientes.
El FMI sostiene que un impuesto de este tipo es la única manera de mantener el aumento de la temperatura global dentro de los 1,5°C por encima de la época preindustrial.
El FMI estima que un impuesto sobre el carbono de al menos 50 dólares por tonelada en 2030 para los países del G20, y de 25 dólares por tonelada para las naciones emergentes, duplicaría la reducción de emisiones en comparación con los compromisos actuales.
Según Climate Analytics, los nuevos compromisos, si se cumplen, supondrían un descenso del 12 al 14 por ciento del esfuerzo que aún se necesita en términos de reducción de emisiones para 2030.
“Políticamente, hay un impulso”, reconoció. Pero las promesas de los países aún no se han traducido en planes concretos.
El cambio climático supone una gran amenaza para el crecimiento mundial, con peligros que van desde la disminución del rendimiento de las cosechas, las condiciones meteorológicas extremas que acaban con las economías basadas en el turismo, el desarrollo de enfermedades y otras catástrofes que pueden mermar la productividad.
Sus efectos podrían reducir el PIB mundial hasta un 18% en 2050, en comparación con las estimaciones sin cambio climático, según un informe publicado el jueves por Swiss Re, una de las mayores reaseguradoras del mundo.
China podría perder hasta el 24% de su PIB en el peor de los escenarios, el de mayor impacto, mientras que Europa podría perder el 11% y Estados Unidos alrededor del 10%, según el estudio.