Siempre hemos escuchado hablar de las emociones y los sentimientos, pero ¿qué son realmente y cómo nos afectan en nuestra vida cotidiana? Acompáñame en este fascinante viaje emocional, donde se entrelaza ciencia, poesía y, por supuesto, una pequeña broma ocasional.
Emociones: esas compañeras incomprendidas
A lo largo de la historia, las emociones han sido infravaloradas cuando se comparan con la razón. Sin embargo, investigaciones en neurociencia, como las del célebre Antonio Damasio, han demostrado que las emociones juegan un papel fundamental en la toma de decisiones correctas y que razón y emoción son dos caras de la misma moneda.
Recordemos los conocidos casos de Phineas Gage y Elliot, ambos con daños en el lóbulo frontal que no afectaron sus capacidades racionales, sino su conducta emocional y motivación. Esto demuestra que, si bien no debemos dejarnos llevar por nuestras emociones sin control, necesitamos de ellas para tomar decisiones adecuadas.
Entonces, ¿qué es una emoción?
Las emociones son reacciones neurofisiológicas desencadenadas por un estímulo interno o externo. El gran William James en 1884 propuso que estas reacciones fisiológicas son las responsables de generar el sentimiento de emoción. Para ser más específicos, las emociones son respuestas neuroquímicas y hormonales que nos predisponen a reaccionar ante estímulos con fines adaptativos.
Las emociones se generan en nuestro sistema límbico, una región del cerebro relacionada con el aprendizaje, la atención, la memoria y, por supuesto, nuestras queridas emociones. Las emociones primarias, esas que compartimos con todos los seres humanos, son el enfado (o ira), miedo, felicidad, amor y tristeza.
Sentimientos: Más allá de las emociones
Entonces llegamos a los sentimientos, esa experiencia consciente y subjetiva de nuestras emociones. Podríamos decir que un sentimiento es la combinación de emoción y pensamiento, una interpretación de nuestras emociones que nos permite experimentarlas de manera consciente y única.
A diferencia de las emociones que son procesos fisiológicos intensos y temporales, los sentimientos suelen ser duraderos y pueden ser incongruentes con la conducta. Estos nos permiten reflexionar y aprender de nuestras experiencias emocionales, y así tomar decisiones cada vez más equilibradas y en armonía con nuestro entorno y nosotros mismos.
Emociones vs. sentimientos: ¿en qué se diferencian?
Retomando las palabras del psicólogo holandés Nico Frijda, la emoción es un proceso inconsciente e incontrolable, mientras que los sentimientos son nuestra interpretación consciente de dichas emociones. Aunque ambos conceptos están entrelazados y presentes en nuestra vida diaria, existen diferencias clave que vale la pena destacar.
Las emociones son transitorias e intensas, originándose en regiones subcorticales del cerebro y pudiendo ser más objetivamente medidas a través de indicadores como el flujo sanguíneo, actividad cerebral, microexpresiones faciales y lenguaje corporal. Por otro lado, los sentimientos son duraderos y subjetivos, involucrando información cognitiva y subconsciente, siendo imposible medirlos con precisión.
¿Qué nos dice todo esto?
Las emociones y sentimientos dan forma a nuestra experiencia humana, a la manera en que nos relacionamos con nosotros mismos, los demás y el mundo. Sin embargo, a veces parecemos olvidar que son parte fundamental de lo que somos y que necesitamos aprender a convivir, gestionar y disfrutar de toda esta inmensa gama de colores emocionales que nos brinda la vida.
La importancia del autoconocimiento emocional
Las emociones y sentimientos pueden influir en nuestra vida diaria de manera positiva y negativa, y no hay sentimiento sin emoción. Uno de los retos más importantes en el camino hacia una vida plena es aprender a identificar, aceptar y expresar nuestras emociones y sentimientos de manera sana y equilibrada.
Existen tres tipos de sentimientos: negativos, positivos y neutros, pero todos tienen algo que enseñarnos. No se trata de ignorar o reprimir las emociones y sentimientos que percibimos como negativos, sino de aprender a entenderlos y gestionarlos de manera saludable.
Mis emociones ¿son un maremágnum incontrolable?
Aquí es donde entra en juego el autoconocimiento emocional, una destreza que puede ser entrenada y perfeccionada a lo largo de nuestra vida. Aunque las emociones puedan parecer incontrolables a veces, los sentimientos derivados de nuestras emociones pueden ser regulados mediante el pensamiento. Al cambiar nuestra interpretación y atribución de los sucesos internos y externos, podemos mejorar nuestra salud emocional y bienestar general.
A modo de conclusión
Ahora entramos al final de este viaje emocional, dejándonos con la idea de que las emociones y sentimientos son dos conceptos diferentes pero profundamente entrelazados que se complementan en nuestra vida diaria. Si queremos entender nuestras emociones y sentimientos, es necesario que aprendamos a escucharlos y cultivar una actitud de curiosidad y apertura hacia nosotros mismos.
Quizás así podamos enfrentarnos a nuestro maremágnum emocional y encontrar la lucidez y equilibrio que le aporten armonía a nuestra vida. Después de todo, así como en el arte y la poesía, las emociones y sentimientos pueden convertirse en fuente de inspiración y crecimiento para nuestra humanidad.