Las dificultades que enfrenta el gobierno del presidente Joe Biden para modificar la política migratoria de su antecesor, el republicano Donald Trump, ha provocado que cada vez más mexicanos se casen con ciudadanos estadounidenses como una opción para agilizar su proceso migratorio y obtener una estancia legal en el país vecino.
Según datos de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP), las bodas binacionales celebradas en medio de los puentes internacionales entre México y Estados Unidos se han disparado durante los primeros 100 días de la administración demócrata en un 200 por ciento, aprovechando la reducción, en las últimas semanas, de la tasa de contagio de Covid-19 en ambos lados de la frontera.
La mayoría de las parejas que deciden casarse al otro lado de la frontera -según la CBP- realizan estas ceremonias para agilizar su proceso de inmigración, especialmente cuando la Casa Blanca anuncia nuevas normas sobre algunos procedimientos migratorios. “La gente entra en pánico y decide acelerar el procedimiento”, dijo el reverendo Rubén Escandón, quien por más de 16 años ha casado a cientos de parejas en la línea divisoria entre Ciudad Juárez, Chihuahua, y El Paso, Texas, así como en centros de detención migratoria en todo EU.
En entrevista con El Sol de México, explicó que las leyes y reglamentos migratorios de Estados Unidos prohíben el reingreso de una persona que haya cruzado la frontera de manera ilegal y que haya sido acusada de un delito migratorio, que es cuando una boda transfronteriza es la única forma de unirse en matrimonio, aunque sea a distancia.
Escandón confirmó que en las últimas semanas el número de solicitudes de matrimonio en el puente ha crecido históricamente, con 18 matrimonios entre semana y hasta ocho en un día de fin de semana.
Durante el periodo de la pandemia estos rituales se redujeron considerablemente y durante meses incluso se cancelaron por el cierre de las oficinas gubernamentales.
“Después de tantos meses sin actividad creo que ahora las parejas tienen más confianza para salir y decidir unir sus vidas legalmente, también está claro que las leyes de inmigración no están cambiando tan rápido como se esperaba y la gente empieza a desesperarse”, dijo.
Explicó que la ceremonia de boda en los puentes internacionales es un proceso que se reconoce legalmente en una licencia de matrimonio emitida por los estados fronterizos y el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE).
Regularmente, según el reverendo, es una modalidad para agilizar la legalización del mexicano o extranjero que contrae; “en otros, es el único recurso disponible en la actual batalla migratoria. Es un servicio, una forma de ayudar a las personas, de continuar con la enseñanza del ministerio y darles una oportunidad de mejorar su vida y tener una vida digna en este país que les permita realizar el anhelado sueño americano”, dijo el ministro que inició esta profesión en 2005.
Escandón reconoció que casarse en los puentes fronterizos reduce el tiempo de espera para solicitar la residencia en Estados Unidos. “La ventaja de casarse en el puente es que no tienen que esperar los seis meses que suelen tardar las parejas en conseguir el visado para poder casarse en suelo estadounidense. Se casan y empiezan a solicitar la residencia“, dijo.
Indicó que a lo largo de los años ha casado a cientos de parejas estadounidenses y mexicanas que tienen su residencia en ese país, pero también a hombres y mujeres de Alemania, España, India, China e Irán, entre otras nacionalidades. Además de matrimonios en casas, salones, jardines y puentes internacionales, también oficia nupcias en centros de detención, administrados por el ICE. “El proceso es el mismo pero detrás de un cristal, el detenido no tiene forma de tener contacto directo, está bajo la seguridad del cristal. La pareja solicita la ceremonia y se besan a través del cristal”, añadió.