Algunas estaciones de control de la calidad del aire cercanas al volcán de la isla española de La Palma han detectado un aumento en la concentración de emisiones de dióxido de azufre (SO2), que por el momento no suponen un riesgo para la salud, según el Departamento de Seguridad Nacional (DSN).
En las últimas horas el volcán ha continuado su proceso eruptivo “mostrando episodios de aumento y disminución de la actividad y generando una colada de lava activa por la que sigue fluyendo el magma, hasta desembocar en el mar en la zona costera de Tazacorte“, añade el último informe del DSN emitido a primera hora del viernes.
En su camino hacia la costa, la lava del volcán ya ha dañado 981 edificios, según la última actualización del sistema europeo de satélites de vigilancia de la Tierra Copérnico.
La emisión de vapor de agua y gases en la zona de contacto de la lava con el agua del mar mantiene activa una nube (penacho marítimo) que está siendo rastreada y vigilada por los científicos.
Por su parte, la dirección del Plan de Emergencia Volcánica de Canarias (PEVOLCA) mantiene activas todas las medidas de precaución a la población, tanto en lo que se refiere a las zonas de exclusión -marítimas y terrestres- como a las que fueron evacuadas al inicio de la erupción.
Los vecinos de los núcleos costeros de Tazacorte -San Borondón, Marina Alta, Marina Baja y La Condesa- continúan confinados mientras el servicio de emergencias 112 de Canarias recomienda el uso de mascarillas FFP2 y evitar que las personas vulnerables permanezcan en espacios abiertos.