Una base militar estadounidense, situada en la provincia oriental siria de Deir al-Zur, fue objeto el domingo de un nuevo ataque con cohetes, seis días después de sufrir una acción similar en respuesta a un bombardeo de Washington contra las milicias iraníes desplegadas en la zona.
Una fuente militar siria que pidió el anonimato informó a Efe de que la mayoría de los proyectiles fueron repelidos por las fuerzas estadounidenses y cayeron fuera del perímetro de la base, situada en el campo petrolífero de Al Omar.
Precisó que los cohetes fueron lanzados desde la zona de Al Bukamal, en el área fronteriza con Irak, también en Deir al Zur y donde el bombardeo perpetrado por la aviación estadounidense el pasado lunes causó al menos nueve muertos, en su mayoría miembros del grupo miliciano iraquí Multitud Popular.
Las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS), alianza liderada por los kurdos y aliada de Estados Unidos en la lucha contra el grupo yihadista Estado Islámico y también presente en el campamento de Al Omar, confirmó en su cuenta de Twitter que dos cohetes “de origen desconocido” impactaron en el extremo occidental de las instalaciones.
La alianza armada descartó que hubiera víctimas en sus filas.
Por su parte, el Observatorio Sirio de Derechos Humanos aseguró que el ataque fue lanzado desde zonas cercanas a la localidad de Al Mayadin, en la misma provincia y donde están presentes las milicias apoyadas por Teherán y las fuerzas leales al presidente sirio, Bashar al Assad.
Ante los continuos ataques en Irak por parte de formaciones proiraníes, Estados Unidos lanzó la madrugada del lunes dos bombardeos en territorio sirio y uno en territorio iraquí, causando la muerte de trece personas en total.
En respuesta, las milicias lanzaron cohetes al anochecer de ese mismo día contra la base estadounidense atacada de nuevo hoy, provocando el fuego de la artillería estadounidense.
El pasado mes de febrero, Estados Unidos bombardeó posiciones de las milicias proiraníes en Al Bukamal, causando al menos un muerto, aunque algunas fuentes elevaron esta cifra a 22, en lo que fue el primero de este tipo desde la llegada del presidente Joe Biden a la Casa Blanca.