El presidente brasileño, Jair Bolsonaro, fue hospitalizado en la madrugada del lunes en Sao Paulo para someterse a exámenes tras sufrir una nueva obstrucción intestinal, informaron la Presidencia y el hospital.
Bolsonaro, de 66 años, que fue apuñalado en el abdomen durante la campaña presidencial de 2018, “fue ingresado en el Hospital de la Estrella de Vila Nova, en Sao Paulo, para ser sometido a exámenes” y “evoluciona bien”, informó el servicio de prensa del Palacio del Planalto.
El hospital añadió en un boletín que el presidente sufre “un cuadro de suboclusión intestinal” y está “estable, bajo tratamiento.”
Bolsonaro “será evaluado a lo largo de esta mañana” y por el momento “no se espera que sea dado de alta”, dijo el equipo médico en el boletín.
Imágenes de TV Globo mostraron al mandatario desembarcando a primera hora de la mañana en el avión presidencial a pie, junto a su comitiva, en el aeropuerto de Congonhas, en Sao Paulo, procedente de Santa Catarina (sur), donde pasó las vacaciones de fin de año.
Todavía no está claro si la dolencia requiere una intervención quirúrgica, dijo al portal de noticias UOL el médico Antônio Luiz Macedo, jefe del equipo que trata a Bolsonaro y que lo ha operado en otras ocasiones.
La Presidencia dijo que divulgará nuevas informaciones “después de la actualización del boletín médico”
Bolsonaro, en el poder desde 2019, ya fue ingresado a mediados de julio para ser tratado por una obstrucción intestinal. En esa ocasión, permaneció en el hospital durante cuatro días.
Debido a la herida de arma blanca que recibió en 2018, el líder ultraderechista pasó por al menos cuatro cirugías, incluyendo la colocación y posterior retirada de una bolsa de colostomía, lo que le hizo más propenso a los trastornos intestinales.
En julio de 2020, el presidente contrajo covirus, pero no requirió hospitalización y se recuperó tras varios días de reposo. Bolsonaro también asegura que no se ha vacunado contra la enfermedad.
El mandatario se encontraba de vacaciones desde el 27 de diciembre en el estado de Santa Catarina, en el sur de Brasil, donde fue visto disfrutando de paseos por la playa y en un parque de diversiones con su familia.
Durante su estancia en el litoral de Santa Catarina, Bolsonaro fue blanco de duras críticas por disfrutar de sus vacaciones mientras el estado de Bahía (noreste) era escenario de fuertes lluvias que causaron 25 muertos y grandes destrozos en decenas de municipios y carreteras regionales.
Cuestionado también por su manejo de la pandemia, que dejó casi 620 mil muertos en Brasil, y por la crisis económica, Bolsonaro registra su menor nivel de popularidad, con un 53% de desaprobación, según el Instituto Datafolha.
Según las encuestas, el mandatario perderá las elecciones presidenciales de octubre próximo frente al ex presidente de izquierda Luiz Inácio Lula da Silva, quien aún no ha confirmado su candidatura.