Tres de los países más expuestos a la crisis climática están en Centroamérica, que busca ayuda en la COP26 para combatir y adaptarse a las condiciones climáticas cada vez más extremas, que agravan la ya grave situación de pobreza y hambre en la región.
Guatemala, Honduras y Nicaragua están en una lista de Estados Unidos que identificó 11 países y 2 regiones del mundo, que corresponden a su esfera de interés geoestratégico, con mayor riesgo y menor capacidad de adaptación a la crisis climática.
También está en la lista Haití, desde donde decenas de miles de personas huyen de los estragos de los terremotos, los huracanes y la violencia, y atraviesan Centroamérica para llegar a Estados Unidos.
Pero en Centroamérica, la crisis climática también está teniendo un fuerte impacto en El Salvador y está teniendo diversos grados de impacto en Panamá y Costa Rica, el primero conocido por ser “carbono negativo” y el segundo por su ambiciosa política de descarbonización.
En este contexto, Centroamérica llega con una “posición unificada” a la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP26), “para que este año las peticiones lleguen con mayor fuerza a la comunidad internacional”, anunció el Gobierno de Guatemala.
Guatemala ejerce la presidencia temporal de la Comisión Centroamericana de Ambiente y Desarrollo (CCAD), un organismo del Sistema de Integración Centroamericana (SICA), que incluye a Belice, Costa Rica, República Dominicana, El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua y Panamá.
“Lo que queremos es luchar en equipo (…) para lograr todo lo que podamos en recursos como bloque”, dijo el ministro panameño de Ambiente, Milciades Concepción, quien recordó que hay un compromiso por parte de las naciones ricas de “100.000 millones de dólares (anuales) para el financiamiento climático de los países que menos tienen”.
La CCAD también propondrá que la COP26 apruebe una declaración para que Centroamérica sea declarada “una de las regiones más vulnerables al cambio climático”, dijo el titular del Ministerio de Ambiente y Recursos Naturales de Guatemala, Mario Rojas Espino.
Los países del SICA sólo aportan “el 0,35 por ciento de las emisiones globales” de gases de efecto invernadero, lo que “contrasta con su vulnerabilidad”, argumentó Rojas.
En Centroamérica, entre el 50 y el 60 por ciento de la población está afectada por los niveles de pobreza.
Una parte de ellos vive en zonas rurales y sólo se alimenta de lo que produce, generalmente maíz y frijoles, en lo que se denomina agricultura de subsistencia, que históricamente se ha realizado con malas prácticas, entre ellas la deforestación, cuyas consecuencias se han agravado con la crisis climática.
“En Centroamérica hay niveles muy altos de deforestación”, lo que ha contribuido a que “los fenómenos climáticos extremos se conviertan en desastres (…) esto afecta (a su vez) a los niveles de pobreza y desnutrición”, declaró la directora regional adjunta del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) para América Latina y el Caribe, Piedad Martín.
Guatemala ha perdido casi una cuarta parte de sus bosques desde principios del siglo XXI, y más del 25 por ciento de sus 38 cuencas contaminadas, y Honduras, un país de 112.492 kilómetros cuadrados, pierde entre 60.000 y 80.000 hectáreas de sus bosques cada año.
El Salvador sólo tiene el 3% de sus bosques naturales intactos, con suelos arruinados por prácticas agrícolas inadecuadas y más del 90% de sus aguas superficiales contaminadas.
Personas muertas en desprendimientos de tierra, arrastradas por los ríos o muertas de hambre. Cultivos arrasados, ríos secos, lluvias torrenciales, migraciones. Este es el paisaje que ha dejado la crisis climática en Centroamérica en los últimos años.
Hay una gran necesidad en la región de “fortalecer aún más las capacidades de los gobiernos y otros actores en el territorio, para ayudar a tener sistemas de alerta temprana y responder a los desastres de manera más contundente”, dijo Martin.
Se calcula que “los daños económicos causados por los huracanes en Centroamérica y el Caribe en sólo 4 años son de entre 30.000 y 44.000 millones de dólares”, dijo el funcionario de la ONU.
Los gobiernos centroamericanos se han unido para decir en los espacios globales que tienen una necesidad real de financiamiento para enfrentar la crisis climática, lo que ya ha dado sus frutos: el Fondo Verde del Clima aprobó una donación de más de 170 millones de dólares a través de un gran proyecto para los países del Corredor Seco, dijo Martin.
“En Centroamérica hay una oportunidad muy grande de recuperar ecosistemas que tengan agua protegida, suelo, que puedan generar resiliencia a los cambios del clima más áreas boscosas, humedales sanos, es algo que se podría hacer masivamente”, subrayó.
Respecto a la COP26, “es muy importante, para generar confianza en las negociaciones, que se cumplan los compromisos en términos de