SANTIAGO: Bloqueos callejeros y diversas manifestaciones marcaron el segundo aniversario de un estallido social contra la desigualdad en la capital chilena que dio inicio a un proceso para cambiar la Constitución que data de la dictadura de Augusto Pinochet.
Las protestas de 2019, desencadenadas por una subida de tarifas en el metro de Santiago que provocó pérdidas millonarias y una treintena de muertos, pusieron de manifiesto el descontento social en un país considerado modelo de desarrollo y estabilidad en América Latina.
Miles de personas participaron en las protestas, en su mayoría pacíficas, organizadas a través de las redes sociales en varias ciudades del mayor productor de cobre del mundo.
En la llamada Plaza de la Dignidad, bastión de las protestas en Santiago, confluyeron varias manifestaciones procedentes de distintos puntos de la ciudad y bloquearon una importante avenida del centro de la capital, provocando retenciones de tráfico.
Desconocidos causaron daños, derribaron semáforos, lanzaron fuegos artificiales y encendieron hogueras en la zona, lo que provocó refriegas con la policía.
“No podemos celebrar cuando aún no hemos ganado nada”, rezaba una convocatoria de protesta en el edificio donde una asamblea redacta la nueva Constitución, uno de los logros de las movilizaciones de 2019.
La fuerte presión social que supuso este estallido condujo a un amplio consenso político que se tradujo en un referéndum que aprobó la reescritura de la Constitución del país, que data de la dictadura.