Para atender a la comunidad de San Agustín Loxicha, en Oaxaca, con más de 17 mil habitantes, en 2006 se inició la construcción de un hospital con tres consultorios de medicina familiar, uno de odontología y otro de ginecología, así como de medicina preventiva. La idea era contar con servicios de laboratorio, imagenología, cirugía, urgencias, servicios generales, 12 camas de hospitalización, un área blanca y una planta de tratamiento de aguas residuales, pero todo eso quedó en una ilusión.
Hoy, 15 años después, lo único que tiene esta comunidad ubicada a 180 kilómetros de la capital oaxaqueña es el cascarón abandonado de lo que sería el Hospital San Agustín Loxicha. Y oficialmente este “elefante blanco” seguirá inconcluso.
Para terminar de equipar sus instalaciones y recuperar lo que el saqueo y el paso del tiempo saqueó y deterioró, el Instituto de Salud para el Bienestar (Insabi) necesita invertir un millón 800 mil pesos de los 16.2 millones del costo total, pero el actual gobierno federal decidió suspender la obra.
Este centro de salud inconcluso es uno de los 327 que el presidente Andrés Manuel López Obrador llamó “cementerio de obras” abandonadas en sexenios anteriores: 217 clínicas y 110 hospitales.
El secretario de Salud, Jorge Alcocer, ha calificado estos hospitales abandonados como “monumentos escandalosos de incompetencia, corrupción y tráfico de influencias”.
Tras realizar un diagnóstico, el Insabi decidió suspender la terminación de 149 de los 327 centros de salud públicos en 19 estados del país, según su informe anual al que tuvo acceso El Sol de México.
Esto significa que 45 por ciento de estos elefantes blancos no serán terminados, sin que el documento detalle las razones de la decisión.
Hasta ahora, sólo se han concluido 72 con una inversión de más de 4,214 millones de pesos. Otras 106 están en proceso de remodelación, construcción o equipamiento.
Concluir las 149 obras requeriría una inversión adicional de seis mil 502.1 millones de pesos.
En julio de 2018, el entonces presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, se comprometió a recuperar 50 hospitales y anunció una inversión de diez mil millones de pesos para ello.
A mediados de 2019, el mandatario acusó que la corrupción, la falta de presupuesto y el desinterés de los gobiernos pasados provocaron que los centros de salud fueran inaugurados sin haber sido terminados. “Por fuera tiene una fachada, es una escenografía, como si estuviera terminada, pero por dentro es obra negra”, dijo.
De las 149 obras suspendidas, 42 son hospitales y 107 clínicas, entre ellas la ubicada en Loxicha.
Álvaro Sebastián Ramírez, representante de la comunidad de Loma Bonita, dijo que hace poco más de un mes llegó al lugar un hombre en representación del Ministerio de Salud. Tomó fotos y notas de las condiciones del Hospital San Agustín Loxicha.
“Sólo nos dijo que iban a hacer el estudio para saber qué va a pasar. No hubo una respuesta positiva. Lo que queremos saber es si va a funcionar o no. Nos dijo que creía que iba a ser difícil, pero que iba a ver qué se podía hacer”, dijo Ramírez.
Oaxaca lidera con el mayor número de centros de salud suspendidos por el Insabi, con 55 sitios que seguirán abandonados. Le sigue Jalisco con 25 y Veracruz con 23.
El resto se distribuye entre Baja California, Campeche, Chiapas, Chihuahua, Ciudad de México, Estado de México, Guerrero, Michoacán, Nayarit, Querétaro, San Luis Potosí, Sinaloa, Sonora, Tabasco, Tamaulipas y Yucatán.
Entre los edificios que quedarán sin terminar, hay nueve que están bastante avanzados y la inversión requerida para concluirlos es menor al 15 por ciento del costo del proyecto.
Es el caso del Hospital de Arandas, en Arandas, Jalisco (le falta cinco por ciento); el Hospital de Especialidades para el Niño y la Mujer Doctor Felipe Núñez Lara, en Querétaro (nueve por ciento); el Hospital de Oncología en Ciudad Juárez, Chihuahua (15 por ciento); el Hospital de San Francisco en Bahía de Banderas, Nayarit (15 por ciento), y el Hospital Básico Comunitario de Santa María Chilchotla, en Oaxaca (15 por ciento).
El edificio con mayor rezago y que fue abandonado por Insabi es el Hospital Materno Infantil de Cuajimalpa, que sólo tenía cuatro por ciento de avance.
Antonio Lazcano, integrante de la Comisión Universitaria para la Atención de la Emergencia por Coronavirus de la UNAM, dijo que desde hace muchos años, décadas, “una de las mayores infamias propagandísticas es ofrecer, sobre todo en comunidades alejadas, servicios hospitalarios con inauguraciones donde llegan el Presidente y el gobernador en turno, y al final no se cumplen”.
Explicó que “al problema de la corrupción y el uso infame de las inauguraciones como propaganda política que vemos en el PRI, PAN, Morena y PRD, hay que sumar el vacío que se está dejando en la salud pública”.
Se trata de ofertas por cumplir y necesidades por satisfacer, agrega. En lugar de obras absolutamente discutibles como la refinería de Dos Boc, hay que agregar lo siguiente: “Estamos n