Ante el avance de la variante Omicron, Nueva York teme revivir la pesadilla de 2020, cuando la ciudad se convirtió en el epicentro mundial de la pandemia Covid-19.
El estado de Nueva York, que incluye la Gran Manzana, anunció el sábado un número récord de infecciones por segundo día consecutivo, con unos 22.000 casos positivos.
Sólo en el barrio de Greenpoint, más de una docena de bares y restaurantes han cerrado temporalmente debido a los contagios de empleados o clientes.
Cerca de McCarren Park, unas 30 personas hacen cola frente a una furgoneta médica aparcada que ofrece pruebas rápidas.
Y en el 30 de Rockefeller Plaza, en Manhattan, el popular programa de televisión Saturday Night Live no se grabará ante el público en directo, sino con un equipo y un reparto limitados. La invitada musical, Charli XCX, renunció a su actuación.
“Se parece mucho a marzo de 2020”, dice Spencer Reiter, de 27 años, residente en el barrio, que trabaja en finanzas y viene a hacerse la prueba con su amiga Katie Connolly, estudiante, porque algunos de sus amigos han dado positivo.
“Ver estas líneas (…) es como volver a empezar”, dice Reiter a AFPTV, mientras que su compañera dice que “todo el asunto es realmente espeluznante”.
Nueva York se vio muy afectada por la primera ola de la pandemia en la primavera de 2020.
La megalópolis de 8,5 millones de habitantes, apodada durante mucho tiempo “la ciudad que nunca duerme”, quedó entonces completamente desierta durante muchas semanas, una escena que parecía sacada de una película de ciencia ficción.
Las vastas avenidas de Manhattan sólo estaban animadas por las angustiosas sirenas de los servicios de emergencia. Los hospitales y las morgues, desbordados, se vieron obligados a almacenar los cuerpos de las víctimas en camiones frigoríficos.
Al menos 34.000 neoyorquinos perdieron la vida desde la primavera de 2020, y la ciudad, especialmente Manhattan, nunca ha recuperado su legendaria efervescencia de antes de la crisis sanitaria.
“Volvemos a estar como al principio, quizá incluso mucho peor” que en marzo de 2020, advierte Jolanta Czerlanis, una mujer polaca de 54 años, mientras espera a que le hagan una prueba del virus tras sentir algunos síntomas.
“Da mucho miedo y es muy preocupante porque esperábamos que mejorara”, dice esta empleada del sector gastronómico.
En los últimos días, el nerviosismo se ha apoderado de Estados Unidos ante la rapidísima propagación de la variante Omicron. El presidente Joe Biden predijo el jueves un “invierno de enfermedades graves y muerte” para las personas no vacunadas.
El 1 de diciembre, el número de nuevos casos diarios en todo el país era de 86.000 y el 14 de diciembre era de 117.000, lo que supone un aumento de cerca del 36% en dos semanas.
El martes, las muertes por Covid-19 desde marzo de 2020 superaron las 800.000, la cifra más alta a nivel mundial, según datos de la Universidad Johns Hopkins.
La variante Omicron ha llegado, señaló también el alcalde de Nueva York, Bill de Blasio, que el 1 de enero dejará su puesto a su sucesor, Eric Adams. “Tenemos que admitirlo: se está moviendo muy rápido y tenemos que ser más rápidos”, dijo el viernes a la CNN.
De Blasio impuso la vacunación obligatoria a los empleados de la ciudad, que a partir del 27 de diciembre se extenderá, en principio, a todo el sector privado, unas 184.000 tiendas y negocios.
Pero nada indica que Adams vaya a mantener esta medida.
Justo antes de la Navidad, cuando Nueva York espera el regreso del turismo, se producen escenas de pánico en Broadway, el famoso distrito de los teatros y los musicales, donde aumentan las cancelaciones de representaciones por casos positivos en los repartos.
El viernes por la noche se anunció la cancelación de las cuatro próximas funciones del espectáculo “Rockette” debido a las “crecientes dificultades de la pandemia”, según dijo la producción, citada por el New York Times.
El musical “Hamilton” fue a su vez cancelado sin previo aviso el jueves por la noche.
“Hemos volado durante un día sólo para ver ‘Hamilton‘”, protestaron airados ante las cámaras de AFPTV Dara y Myron Abston, una pareja de Michigan.
Edouard Massih mantiene abierta por el momento la tienda libanesa que regenta en Brooklyn.
Teme, sin embargo, que esta ola de Covid-19 provoque un nuevo éxodo de habitantes hacia los suburbios de lujo del norte de Nueva York, como ocurrió en 2020, cuando la isla de Manhattan se vació.