GINEBRA. La concentración de gases de efecto invernadero alcanzó un récord el año pasado, a pesar de los bloqueos relacionados con la pandemia, y el mundo está “lejos” de frenar el aumento de las temperaturas, advirtió Naciones Unidas una semana antes del inicio de la Conferencia sobre el Cambio Climático de Glasgow (COP26).
Un informe de la Organización Meteorológica Mundial (OMM) de la ONU mostró que el dióxido de carbono aumentó hasta las 413,2 partes por millón en 2020, una subida superior a la media de la última década y que se sitúa en el 149% de los niveles preindustriales, a pesar del descenso temporal de las emisiones durante los encierros de Covid-19.
En cuanto al metano (CH4) y al óxido nitroso (N2O), sus concentraciones equivalen al 262 por ciento y al 123 por ciento de los niveles de 1750, el año elegido para representar el momento en que la actividad humana comenzó a alterar el equilibrio natural de la Tierra.
Todos los principales gases de efecto invernadero (GEI) aumentaron más rápidamente en 2020 que la media de la década anterior y esta tendencia ha continuado en 2021, según el informe.
La quema de carbón, petróleo y gas es la mayor fuente de CO2, causante del 66% del calentamiento global.
Las emisiones de CO2 se redujeron aproximadamente un 5 por ciento en 2020 debido a las restricciones de Covid, en comparación con 2019. Pero muchos miles de millones de toneladas de CO2 seguían siendo bombeadas a la atmósfera, lo que significa que la desaceleración económica de Covid “no tuvo un impacto discernible en los niveles atmosféricos de GEI y sus tasas de crecimiento”, dijo la OMM.
“Tenemos que replantearnos nuestros sistemas industriales, energéticos y de transporte, todo nuestro modo de vida”, dijo el secretario general de la Organización Meteorológica Mundial, el finlandés Petteri Taalas, al presentar los nuevos datos, que envían un mensaje “duro” a las naciones encargadas de intensificar la acción en la COP26.
“Al ritmo actual de aumento de las concentraciones de GEI, asistiremos a un aumento de la temperatura a finales de este siglo muy por encima de los objetivos del Acuerdo de París de 1,5°C a 2°C”, afirmó.
“El aumento de los niveles de GEI tiene importantes implicaciones negativas para nuestra vida cotidiana y nuestro bienestar, y para el futuro de nuestros hijos y nietos”.
Uno de los puntos más alarmantes del informe es que partes de la Amazonia, tradicionalmente considerada uno de los grandes pulmones del planeta y, por tanto, una importante fuente de absorción de dióxido de carbono, ya son emisores netos del gas.
La jefa de investigación atmosférica y medioambiental de la OMM, Oksana Tarasova, explicó que este cambio se ha producido específicamente en zonas de la selva amazónica oriental, y que aunque los incendios han sido un factor importante en el fenómeno, éste se ha debido principalmente a la deforestación.
Según la OMM, la mitad del dióxido de carbono producido por la actividad humana es absorbido por la atmósfera y la otra mitad por los océanos y los suelos, que actúan como amortiguadores del efecto invernadero, pero la organización advierte que la capacidad de absorción de estos dos últimos puede reducirse en el futuro.
Las sequías y los incendios forestales podrían reducir la absorción de CO2 en la corteza terrestre, y lo mismo podría ocurrir en las aguas marinas debido a la ralentización de la circulación oceánica, lo que podría provocar la fusión del hielo en los polos.
Los altos niveles de estos gases, recuerda la OMM, no sólo contribuirán al aumento de las temperaturas, sino también a los fenómenos meteorológicos extremos (sequías, inundaciones…), a la subida del nivel del mar, a la acidificación de los océanos y a graves impactos socioeconómicos.