El Papa Francisco celebró el domingo una misa por Birmania, reiterando sus llamamientos a la paz y al fin de la violencia en el cuarto mes de la sangrienta represión de la junta militar contra los civiles.
La misa en la Basílica de San Pedro del Vaticano sigue a varios llamamientos a la paz en los últimos meses por parte de Francisco, que visitó Birmania en noviembre de 2017, la primera visita papal a un país de mayoría budista.
En su homilía, el pontífice argentino evitó denunciar abiertamente al régimen militar birmano que derrocó al gobierno civil de Aung San Suu Kyi el 1 de febrero, y en su lugar pidió a los fieles que “guarden la verdad”, instándoles a no perder la esperanza.
Francisco llamó a la unidad, calificando la división entre comunidades y pueblos como una “enfermedad mortal”.
“Sé que algunas situaciones políticas y sociales os superan, pero el compromiso por la paz y la fraternidad nace siempre de las bases. Todo el mundo, en pequeñas formas, puede hacer su parte”, aseguró.
“Y donde hay guerra, violencia y odio, ser fieles al Evangelio y constructores de paz significa comprometerse, también a través de decisiones sociales y políticas, arriesgando la vida”, añadió.
Se calcula que hay unos 700.000 católicos en Birmania, alrededor del 1% de la población.