Ashraf Ghani, presidente de Afganistán, ha justificado este domingo su salida del país diciendo que se marchó para evitar un “derramamiento de sangre”, algo que consiguió, según él.
“Para evitar el derramamiento de sangre, pensé que era mejor marcharme”, dijo Ghani en un comunicado, en sus primeras declaraciones públicas desde su repentina salida de Afganistán a primera hora.
La salida del presidente se hizo pública mientras los talibanes entraban en Kabul, aunque inicialmente habían dicho que no lo harían hasta que se produjera una transición de poder, para hacer frente a posibles robos o saqueos ante la ausencia de fuerzas de seguridad desplegadas en la capital.
Ghani dijo que fue una “decisión difícil”, al tener que elegir entre enfrentarse a los talibanes que querían entrar en el Palacio Presidencial o abandonar el país al que ha dedicado su vida y los últimos veinte años.
La entrada en el Palacio Presidencial finalmente se produjo, como mostraron las imágenes de televisión con los insurgentes paseando por el recinto, pero Ghani evitó, aseguró, “un gran desastre humano” al decidir no resistir en esta ciudad de varios millones de habitantes.
Horas antes de la declaración de Ghani, el presidente del Alto Consejo para la Reconciliación Nacional de Afganistán, Abdulá Abdulá, anunció en un mensaje de vídeo que el “ex presidente” Ghani había abandonado el país y le culpó de la situación actual en Afganistán.
“Mi esperanza es que Dios y el pueblo de Afganistán decidan sobre el ex presidente de Afganistán, que abandonó el país y puso a la nación en esta situación”, dijo Abdullah, que en el pasado llegó a compartir el poder con Ghani.
El colapso del país se produjo poco después de que las fuerzas de Estados Unidos y la OTAN iniciaran en mayo la fase final de la retirada, entregando todas sus bases militares a los afganos.
Ghani culpó hace semanas a Washington de la crisis del país, que, según él, es el resultado de la abrupta salida de las tropas internacionales, y del proceso de paz para la reconciliación coordinado por Estados Unidos, que se basa en “teorías inmaduras”, dijo.
El ministro de Defensa afgano, Bismillah Mohammadi, que sufrió la semana pasada un ataque talibán en su residencia de Kabul, culpó sin embargo al presidente de lo ocurrido hoy en Twitter: “Nos ataron las manos a la espalda y vendieron la patria, maldito Ghani y su pandilla”, dijo.