El lunes por la mañana, un avión de Pakistan International Airlines se convirtió en el primer vuelo comercial en aterrizar en el aeropuerto de Kabul tras el regreso de los talibanes al poder en Afganistán.
Después de que el ejército estadounidense pusiera fin a la operación de evacuación de más de 120.000 personas a finales de agosto, el aeródromo había quedado prácticamente inoperativo.
Desde entonces, los talibanes han recibido asistencia técnica de otros países, como Qatar, para volver a poner en marcha la infraestructura aeroportuaria de la capital.
El avión de PIA procedente de Islamabad aterrizó sobre las 10:30 hora local antes de despegar de vuelta a la capital paquistaní.
En el vuelo a Islamabad viajaban unas 70 personas, la mayoría afganas que eran familiares de personal de organizaciones internacionales como el Banco Mundial, según fuentes del aeropuerto.
“Estoy siendo evacuado. Mi destino final es Tayikistán. Sólo volveré si la situación permite que las mujeres trabajen y se muevan libremente”, dijo un empleado del Banco Mundial de 35 años bajo condición de anonimato.
Un estudiante universitario de 22 años dijo que iba a hacer un viaje de un mes a Pakistán. “Estoy triste y feliz. Triste por el país, pero feliz de poder irme por un tiempo”, dijo.
En el vuelo que aterrizó en Kabul sólo había “unas 10 personas (…), quizá más miembros de la tripulación que pasajeros”, dijo un periodista de la AFP a bordo del avión.
La reanudación de los vuelos comerciales es una primera señal de normalización económica en el país y una prueba para los talibanes, que han prometido en repetidas ocasiones dejar salir libremente a los afganos con la documentación adecuada.
Varios miembros de la OTAN reconocieron que no tuvieron tiempo de evacuar a miles de afganos en riesgo antes del 31 de agosto, fecha límite fijada por los estadounidenses para abandonar el país.
Esos últimos días se vieron ensombrecidos por el ataque del 26 de agosto del brazo local del grupo yihadista Estado Islámico, que mató a más de 100 personas en el aeropuerto, incluidos 13 soldados estadounidenses.
La semana anterior, dos vuelos de Qatar Airways despegaron con extranjeros y afganos que no pudieron aprovechar el gigantesco puente aéreo.
Además, una aerolínea afgana había reanudado los vuelos nacionales el 3 de septiembre: “Es un momento importante. Estamos muy emocionados. Es un día de esperanza. Quizá otras aerolíneas vean esto y decidan volver”, dijo a la AFP un empleado del aeropuerto de Kabul tras el vuelo del avión comercial paquistaní.
Las salas de espera del aeropuerto, los puentes de embarque y otras infraestructuras técnicas sufrieron graves daños en los días posteriores al regreso de los talibanes, mientras miles de personas huían despavoridas hacia el lugar.
Muchos afganos temen las represalias por haber ayudado a las potencias extranjeras durante los 20 años de ocupación de Estados Unidos y sus aliados, aunque los talibanes prometen una amnistía general, incluso para las fuerzas de seguridad contra las que lucharon.
Los fundamentalistas prometieron un régimen más tolerante que el impuesto entre 1996 y 2001, pero han enviado señales contrarias, como prohibir las manifestaciones no autorizadas o disparar al aire para disolver las protestas.
El jefe de la ONU, Antonio Guterres, pidió el lunes a la comunidad internacional que preste la ayuda necesaria a los afganos y apoye a las mujeres y otras personas cuyos derechos parecen amenazados por los talibanes.
“Tras décadas de guerra, sufrimiento e inseguridad, se enfrentan quizás a su hora más peligrosa”, dijo en la sede europea de la ONU en Ginebra. “Las mujeres y las niñas afganas quieren asegurarse de que los logros no se pierden, las puertas no se cierran y la esperanza no se extingue”, añadió.
La Alta Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, se mostró “decepcionada” por la falta de diversidad del gobierno talibán y “preocupada” por el trato a las mujeres y a la disidencia.
El gobierno “no incluye a ninguna mujer y tiene pocos miembros no pastunes”, dijo Bachelet en la apertura de la 48ª sesión del Consejo de Derechos Humanos en Ginebra.
También Irán criticó al gobierno interino de los talibanes por no ser representativo de toda la población del país. “Ciertamente no es el gobierno inclusivo que la comunidad internacional y la República Islámica de Irán esperaban”, dijo el portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores, Said Khatibzadeh.
Mientras tanto, el cofundador del movimiento talibán y ahora viceprimer ministro de Afganistán publicó el lunes un mensaje de audio para desmentir los rumores de que había muerto.
Abdul Ghani Baradar, que fue nombrado la semana pasada número dos del mulá Mohammad Hasan Akhund, culpó a la “falsa propaganda” de los rumores sobre su muerte en un mensaje de audio difundido por los talibanes.
En una rueda de prensa con