San Salvador – Todavía no está claro si el bitcoin ha llegado a la capital salvadoreña para quedarse. Marchas, protestas y negatividad, la criptodivisa es mal vista por la sociedad, pero prácticamente necesaria para el gobierno.
En El Salvador, la vida sigue a pesar de que los dirigentes ya han anunciado que el bitcoin es la moneda oficial. Poco a poco, los establecimientos se van abriendo a la idea que les impone la ley salvadoreña.
La forma de cobrar las nuevas monedas depende de una aplicación. No depende de ningún banco nacional ni de ninguna otra situación financiera, simplemente es la aplicación que los de arriba aprobaron.
La forma de vivir de la nueva manera sólo depende del famoso Dui, el equivalente a la credencial para votar en México. Registrarse es complejo. Sólo se necesita el documento y una fotografía que la propia solicitud pide. Y aunque el Dui sería supuestamente muy personal, la forma en que los salvadoreños verifican cualquier situación de contratación incluye una fotografía, por lo que cualquiera podría tener la de otra persona. Las estafas están a la vuelta de la esquina.
El gobierno cuscatleco inició la nueva realidad con un regalo a su pueblo. Al registrarse con la aplicación, se entregaron 30 dólares en bitcoins a los usuarios. Muchos los tomaron, otros ni siquiera se molestaron y algunos más lo intentaron, pero no se registraron por los primeros fraudes, generados desde el 7 de septiembre, fecha en que entró en vigencia la aprobación establecida por el presidente Nayib Bukele el 8 de junio.
En la sociedad, el tema está mal visto. “El salvadoreño es experto en experimentar, no siempre sale bien, por eso no me sorprende”, se rumorea en la calle, donde la gente prefiere cobrar en dólares como siempre y no pagar con la aplicación.
Como en cualquier ciudad, los más pobres y los que tienen más dinero suelen vivir en zonas diferentes de la ciudad. La geografía en San Salvador también rige dónde se usa o no el bitcoin. Las zonas altas, curiosamente, aún no aceptan la criptodivisa. Específicamente en el restaurante mexicano ubicado en la zona rosa de la capital cuscatleca, se tocó el tema con mucha cautela.
“Mientras no me digan nada, seguimos cobrando normal”, dijo Doris, la encargada de Burros, uno de los tantos restaurantes mexicanos en el territorio centroamericano.
“Los dueños no han dicho nada, sé que el tema está aprobado y que en otros lugares ya lo aceptan, pero aquí, te digo, hasta que no digan nada, tengo que cobrar como siempre, con dólares”, agregó.
Es en las partes más populares, donde los establecimientos que no pertenecen a una cadena se han abierto al tema del bitcoin. Peluquerías, barberías y hasta algún que otro mercado lo han acogido, no por gusto, sino por una situación de pérdida y ganancia de clientes.
“No es que nos guste, pero si lo tienes y el cliente lo quiere, debemos tenerlo para que consuma aquí”, dijo Marvin, dueño de una barbería.
“No es que quieras quitarle clientes a los demás, pero no sabes hasta dónde puede pedir alguien el bitcoin. Lo que sí ocurre es que casi nadie se lo toma en serio, aquí, la mayoría paga con dólares, normal, bueno”, admitió.
Las tiendas pequeñas son escasas. En El Salvador el mantenimiento de una miscelánea es complicado, aunque en el centro la cosa es diferente. Algunas abren más de 12 horas al día y la nueva forma de pago se acepta a medias. “No es algo que queramos, la ley lo dice claramente, tenemos que aceptarlo”, dice Mario, propietario de una tienda cerca de Salvador del Mundo.
“Es que no sé mucho, abrí mi cuenta y cuando alguien necesite comprar algo, estaré listo. El dólar es algo que no se va a ir de un día para otro, espero que nunca se vaya, pero por ahora, soy de los pocos en esta zona que acepta, aunque no me ha generado las ganancias que con el dólar”, dijo.
Uber tiene relativamente poco tiempo en El Salvador. La aplicación de transporte más famosa, tanto de comida como de personas, no ha entrado al pago con bitcoin.
Un conductor que prefirió mantenerse en el anonimato, dejó claro el asunto. “No sabemos nada, ni siquiera ha llegado un informe o algo que nos digan de Uber, seguimos igual, pero no creo que entre aquí, de aplicación en aplicación parece difícil que nos paguen así, porque no depende de Uber, si no cómo se pagaría, directamente al conductor, no creo que llegue pronto”, dijo.
Al tratar de contactar a un ejecutivo de la oferta de transporte en el país centroamericano, la respuesta fue nula.
La inclusión del bitcoin en El Salvador, por el momento, es un fracaso, ya que se pueden ver fraudes de identidad y son pocos los establecimientos que lo aceptan, aunque el gobierno ha regalado 30 dólares en la criptodivisa.
En la actualidad, muchos salvadoreños prefieren cambiar el saldo y cobrar los billetes verdes en un cajero automático y luego olvidarse por completo de la aplicación.