WASHINGTON – El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, ordenó situar la lucha contra la corrupción como uno de los elementos “principales” de su política internacional, asegurando que “ataca los fundamentos de la democracia”.
En un informe publicado ayer y dirigido a todos los departamentos federales, Biden subraya que su administración liderará “los esfuerzos para promover el buen gobierno”, la “transparencia” en el sistema financiero tanto en Estados Unidos como a nivel mundial y tratará de impedir que “los actores corruptos oculten sus actividades”.
“La corrupción ataca los cimientos de las instituciones democráticas y alimenta e intensifica el extremismo”, dijo.
De este modo, Biden remarcó que su lucha “se convierte en uno de los principales elementos de los intereses de seguridad nacional del país”.
Entre las directrices marcadas, el informe pretende identificar y abordar la corrupción en todo el mundo, así como modernizar las herramientas existentes para hacer frente a las nuevas tecnologías.
En una llamada telefónica, un alto funcionario del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, que pidió el anonimato, dijo que el objetivo es que todas las agencias federales “refuercen sus esfuerzos” contra la corrupción en todos los ámbitos.
Este esfuerzo sin precedentes de la administración Biden para liderar la lucha mundial contra la corrupción se basa en cinco directrices: modernizar, coordinar y generar esfuerzos para luchar mejor contra la corrupción; frenar la financiación ilícita; hacer que los corruptos rindan cuentas; crear asociaciones internacionales; y mejorar la ayuda exterior.
El plan de gran alcance de Biden da a las entidades gubernamentales 200 días para revisar e informar sobre cómo llevar a cabo estas acciones en Estados Unidos y en todo el mundo.
Uno de los principales objetivos es aumentar la asistencia financiera, de investigación, técnica y política a los países que tratan de erradicar la corrupción.
Entre los puntos más controvertidos de la estrategia de Biden está el refuerzo del apoyo a la sociedad civil, a los medios de comunicación y a las organizaciones que investigan los casos de corrupción en sus países.
Una muestra de su creciente peso es que será uno de los puntos de la agenda de la vicepresidenta de Estados Unidos, Kamala Harris, que viajará este fin de semana a Guatemala y México.
Harris dijo esta semana que es necesario “tener discusiones muy francas y honestas sobre la necesidad de abordar la corrupción, el crimen y la violencia” en Guatemala.
La visita de Harris forma parte de la estrategia de Biden para frenar la inmigración irregular a su país, especialmente desde el llamado Triángulo Norte de Centroamérica, formado por El Salvador, Guatemala y Honduras.
El gobierno estadounidense aseguró que pondrá condiciones a los 4.000 millones que quiere entregar durante los próximos cuatro años a estos países centroamericanos.
EE.UU. quiere que la mayor parte de la ayuda se destine a las ONG, organizaciones internacionales e instituciones religiosas que trabajan sobre el terreno con los habitantes de estos países, que carecen de oportunidades y se ven obligados a emigrar a Estados Unidos, para no alimentar la corrupción institucional.