WASHINGTON – El gobierno de Estados Unidos dio a conocer una “estrategia nacional” para combatir el terrorismo doméstico, una de las prioridades del presidente Joe Biden tras varios ataques racistas en los últimos años y el asalto al Congreso en enero.
La Casa Blanca desveló el plan para aumentar el intercambio de información entre funcionarios federales y locales y las empresas de redes sociales, más recursos para identificar y perseguir las amenazas y nuevos elementos disuasorios para evitar que los estadounidenses se unan a grupos peligrosos.
El fiscal general de Estados Unidos, Merrick Garland, advirtió que el número de investigaciones sobre “terrorismo doméstico” ha aumentado “significativamente” este año, y señaló al supremacismo blanco y a las milicias antigubernamentales como los mayores riesgos actuales.
Garland señaló que el “mayor riesgo” proviene actualmente de los grupos violentos “con motivación racial o ideológica”. Sin embargo, precisó que las autoridades se centran “en la violencia, no en la ideología”, ya que en Estados Unidos “no se investiga a la gente por sus creencias”.
Paralelamente, otro funcionario mencionó bajo condición de anonimato que los extremistas violentos “son una gran amenaza para el país en 2021”.
Las dos amenazas más “mortíferas”, especificó, son los partidarios del supremacismo blanco y los miembros de las milicias antigubernamentales.
Pero este plan es “ideológicamente neutral” y aborda todas las formas de terrorismo, añadió.
El plan se articula en cuatro pilares, que establecen directrices generales más que medidas específicas, con objetivos de “prevención, desarticulación y disuasión”, al tiempo que se preservan las libertades individuales.
En primer lugar, la administración Biden quiere mejorar el intercambio de información a nivel federal y local sobre grupos extremistas o militantes.
El Departamento de Justicia y las fuerzas de seguridad federales han diseñado un nuevo sistema nacional para informar y registrar los casos relacionados con el terrorismo.
El gobierno también quiere reducir el reclutamiento de extremistas violentos y los llamamientos a la violencia en colaboración con las principales plataformas tecnológicas y redes sociales.
Estados Unidos anunció en mayo que se sumaba al Christchurch Appeal, un movimiento internacional contra la difusión en línea de contenidos extremistas, al que Donald Trump había rechazado sumarse.
El tercer objetivo del gobierno estadounidense es mejorar el sistema de persecución de extremistas mediante la contratación de más analistas, investigadores y fiscales.
También se asegurará de que la policía o el ejército no incorporen militantes extremistas a sus filas.
El cuarto eje consiste en luchar contra “los contribuyentes a largo plazo” del terrorismo, que son “la desigualdad económica, los que se sienten excluidos de la economía del siglo XXI, el racismo estructural y la proliferación de armas”, explicó el alto funcionario.
Biden prometió en su discurso de investidura, el 20 de enero, que el país “derrotará (…) el extremismo político, la supremacía blanca y el terrorismo interno”, tras varios atentados mortales motivados por el racismo o el antisemitismo en los últimos años.