LONDRES – Los precios de los combustibles, el cambio climático, el Brexit y la pandemia han acelerado una crisis energética que ahora paraliza dos de las principales economías del mundo: el Reino Unido y China.
Mientras los representantes de los trabajadores esenciales pedían al gobierno británico que actuara para permitirles repostar tras varios días de escasez de combustible, en el noreste de China la falta de carbón provocó la parálisis de la industria, el racionamiento y la demanda de más carbón.
Debido a la subida de los precios de la energía, la escasez de trabajadores, camioneros, mercancías y, ahora, de gasolina, la economía británica se enfrenta a una serie de crisis que podrían frenar la recuperación tras la pandemia y ensombrecer la Navidad.
Ante la escasez, el Primer Ministro británico, Boris Johnson, instó a los ciudadanos a seguir con sus “actividades habituales” y a repostar “como siempre, cuando sea necesario”.
El ministro británico de Transportes, Grant Shapps, rogó a los conductores que dejaran de llenar botellas de agua con combustible en las gasolineras, después de que las compras de pánico dejaran los surtidores vacíos en las principales ciudades y llevaran al Gobierno a poner al Ejército en estado de alerta para transportar combustible en caso necesario.
Shapps predijo que los suministros se estabilizarían cuando la población volviera a sus “hábitos de compra normales”.
Sin embargo, las organizaciones de médicos, enfermeras y personal penitenciario exigieron que se diera prioridad a los trabajadores esenciales.
Algunas escuelas estaban incluso considerando volver a la enseñanza a distancia, abandonada desde el levantamiento de las restricciones contra Covid-19. Mientras tanto, ayer se siguieron produciendo enormes colas y escenas violentas en las gasolineras de toda Gran Bretaña.
En Welling, al sureste de Londres, un hombre sacó un cuchillo para atacar a otro mientras esperaba en su coche en una cola, y en West Sussex, al sur del país, dos grupos llegaron a las manos mientras esperaban, informaron los medios locales.
China, por su parte, se enfrenta a una creciente presión para importar más carbón con el fin de garantizar que las luces sigan encendidas, las fábricas permanezcan abiertas y el agua siga fluyendo, ya que una grave escasez de energía golpea el corazón industrial del noreste.
La escasez de electricidad provocada por la escasez de carbón, que ha mermado gran parte de la actividad del sector, ha llevado al gobernador de la provincia de Jilin, una de las más afectadas de la segunda economía mundial, a solicitar más importaciones de carbón.
Según los medios de comunicación locales y las redes sociales, la falta de electricidad dejó fuera de servicio los semáforos, los ascensores de los edificios y la cobertura de telefonía móvil 3G, además de provocar el cierre de fábricas.
Ciudades como Shenyang y Dalian -donde viven más de 13 millones de personas- se vieron afectadas, con cortes de energía en los hogares y en las fábricas que abastecen a multinacionales como Apple y Tesla. Jilin es una de las más de 10 provincias con racionamiento forzoso de electricidad.
Goldman Sachs estimó que hasta el 44% de la actividad industrial de China se ha visto afectada por los cortes de energía, lo que podría provocar un descenso de un punto porcentual en el crecimiento anualizado del PIB.
La escasez de energía también se debe al endurecimiento de las normas de emisión de gases de efecto invernadero.