KABUL. La guerra ha entrado en una “fase más mortífera y destructiva”, con más de 1.000 civiles muertos en el último mes durante una ofensiva talibán, advirtió el enviado especial de la ONU para Afganistán, que cuestionó el compromiso de los talibanes con un acuerdo político y declaró ante el Consejo de Seguridad de la ONU.
“Una parte que estuviera realmente comprometida con un acuerdo negociado no se arriesgaría a sufrir tantas víctimas civiles, porque entendería que el proceso de reconciliación será más difícil cuanta más sangre se derrame”, dijo Deborah Lyons.
Los talibanes han intensificado su campaña para derrotar al gobierno respaldado por Estados Unidos desde abril, a medida que las fuerzas extranjeras completan su retirada tras 20 años de guerra. Los talibanes capturaron una capital de provincia afgana y asesinaron al máximo responsable de los medios de comunicación del gobierno en Kabul.
El grupo insurgente capturó Zaranj, su primera capital de distrito desde el lanzamiento de una ofensiva, lo que supone un importante revés para el gobierno, que intenta evitar que varias ciudades caigan en manos de los insurgentes. El gobierno sigue desplegando sus fuerzas aéreas contra las posiciones de los talibanes. El Ministerio de Defensa afirmó el viernes haber eliminado a más de 400 insurgentes en las últimas 24 horas.
Ambos bandos suelen exagerar las bajas infligidas en la batalla, en balances que son casi imposibles de verificar de forma independiente. Mientras afirma estar infligiendo daños importantes a los talibanes, el ejército debe evacuar a los ciudadanos de las capitales de provincia en las que ya han entrado sus adversarios.
Cientos de miles de civiles se han visto obligados a huir en las últimas semanas. La Organización Internacional para las Migraciones (OIM) cifró en más de 300.000 el número de desplazados internos por el reciente recrudecimiento de la violencia y advirtió de los peligros que corren debido al “continuo deterioro” del país tras el “resurgimiento” insurgente.
En un comunicado, la OIM señaló que sólo en el mes de junio unas 40.000 personas a la semana han huido al vecino Irán y aseguró que la situación de los desplazados afganos seguirá empeorando.
Horas antes, los talibanes habían reivindicado el asesinato del jefe de comunicaciones del gobierno afgano, tras advertir que llevarían a cabo operaciones contra altos funcionarios en respuesta a la intensificación de los bombardeos.
El asesinato de Dawa Khan Menapal, una de las principales voces del gobierno, se produjo tras otro día de intensos combates en el país, donde la guerra afecta a Kabul por primera vez en meses.
Estados Unidos condenó el asesinato, y la portavoz de la Casa Blanca, Jen Psaki, dijo que los insurgentes “no necesitan continuar en esta trayectoria”.
Estados Unidos advirtió a los talibanes de que no obtendrán la “legitimidad internacional” que buscan si siguen cometiendo “atrocidades” contra los civiles, aunque aseguró que esos ataques no han cambiado sus planes de retirada militar del país.
Los líderes de cinco ex repúblicas soviéticas de Asia Central (Turkmenistán, Kazajistán, Tayikistán, Uzbekistán y Kirguistán) se reunieron en Turkmenistán en una cumbre que refleja su preocupación por el avance de los talibanes y el riesgo de caos en el vecino Afganistán.