Este domingo, en el marco de las elecciones generales en Nicaragua, el observatorio Urnas Abiertas informó que se registraron una serie de irregularidades en las que el presidente Daniel Ortega busca otra reelección, mientras que la opositora Unidad Nacional Azul y Blanco señaló altos niveles de abstención.
La organización identificó en sus primeros informes “200 hechos de violencia política en los Centros de Votación“, entre ellos “la negación de la entrada a fiscales de la oposición, la intimidación por parte de paramilitares y fuerzas de choque sandinistas”, o “trabajadores del Estado obligados a enviar una foto de la boleta con su nombre escrito en el lugar donde se marca la X”.
La representante del observatorio, Olga Valle, indicó que dos “periodistas del medio independiente Masaya Al Día fueron detenidos y posteriormente liberados mientras daban cobertura”.
También denunció que había “casas de vigilancia en los alrededores de los Centros de Votación desde donde se realizaba un conteo paralelo de quienes acuden a las urnas”, especialmente dedicadas a seguir a “trabajadores públicos, policías civiles y paramilitares”.
El informe también hacía referencia a las visitas de militantes del gobernante Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) a las casas de los barrios, para “indagar si la gente había ido a votar”, así como a las “amenazas a los militantes”, supuestamente para que votaran.
Ligia Gómez, también integrante de Urnas Abiertas, señaló que Ortega violó la Ley Electoral al tratar de influir en el voto ciudadano durante las elecciones, y denunció propaganda electoral oficial en los Centros de Votación, y el uso de automóviles, incluyendo ambulancias, así como personal del Estado, para “transportar” a los votantes.
La coacción o las facilidades para votar se debieron a que los nicaragüenses atendieron el llamado a un “paro electoral”, que consistía en no salir a votar, según la opositora Unidad Nacional Azul y Blanca.
La líder de la Unidad Nacional, Marcela Guevara, afirmó que los nicaragüenses, “al quedarse en casa, dieron un nuevo mensaje al dictador y a la dictadora”.
Según otra dirigente de la Unidad, Alexa Zamora, la inusual aparición de Ortega después del mediodía, fue “una muestra de desesperación, pero también fue una flagrante violación a la Ley Electoral, porque él no puede hacer proselitismo, fue por la necesidad de llamar a la gente, incluso de sus propias filas, porque no salieron a votar”.
Estas elecciones han sido criticadas por el encarcelamiento de siete aspirantes a la presidencia por la oposición, la eliminación de tres partidos de la oposición y la eliminación de la observación electoral.
Al igual que la oposición, la Organización de Estados Americanos (OEA) y la Unión Europea han cuestionado la legitimidad de las elecciones nicaragüenses, en las que están llamados a votar 4,4 millones de nicaragüenses.
Ortega, que cumplirá 76 años el próximo 11 de noviembre y que coordinó una junta de gobierno entre 1979 y 1984, presidió por primera vez el país entre 1985 y 1990, y busca su quinto y cuarto mandato consecutivo desde que volvió al poder en 2007.
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, calificó de “farsa” las elecciones en Nicaragua en las que el presidente Daniel Ortega se ha asegurado su cuarto mandato consecutivo tras impedir la participación de sus principales rivales.
“La elección que el presidente nicaragüense Daniel Ortega y su esposa, la vicepresidenta Rosario Murillo, orquestaron hoy fue una pantomima electoral que no fue ni libre ni justa, y ciertamente no democrática”, dijo Biden según un comunicado de la Casa Blanca sobre “la farsa electoral de Nicaragua”.
|| Con información de AFP ||