La ONU pidió a la comunidad internacional que libere los fondos para Afganistán bloqueados tras la toma del poder por los talibanes, con el fin de evitar un desastre humanitario en el país y dar a los insurgentes una “oportunidad” de demostrar que pueden gobernar de otra manera.
“Miles de millones de dólares en activos y fondos de donantes han sido congelados por miembros de la comunidad internacional. El objetivo comprensible es negar estos fondos a la administración de facto de los talibanes. Sin embargo, el efecto inevitable será una grave contracción económica que podría dejar a millones de personas en la pobreza y el hambre”, dijo Deborah Lyons, enviada de la ONU para el país.
En un discurso ante el Consejo de Seguridad, Lyons instó a la comunidad internacional a dejar que la economía afgana “respire” durante unos meses mientras se decide qué hacer con las sanciones internacionales existentes contra los talibanes.
“Tendrán que decidir qué pasos dar con respecto a la lista de sanciones y el impacto en la cooperación futura. Sin embargo, primero tenemos que centrarnos en la crisis humanitaria preexistente (…), que está empeorando mientras hablamos”, dijo a los miembros del Consejo.
Lyons recordó que, de la treintena de nombres anunciados por los talibanes como miembros del nuevo gobierno, “muchos están en la lista de sanciones de la ONU, incluidos el primer ministro, los dos viceprimeros ministros y el ministro de Asuntos Exteriores”.
Varios países, dijo, también tienen sus propias sanciones contra los insurgentes, por lo que pidió que se busquen “rápidamente” mecanismos que permitan a las agencias de la ONU y a las organizaciones no gubernamentales proporcionar la ayuda que necesita la población.
Más allá de esta asistencia humanitaria inmediata, el diplomático insistió en el desbloqueo de los fondos para Afganistán que muchos países e instituciones paralizaron con la toma del poder por parte de los talibanes para evitar que se desencadene una gran “crisis” que podría hacer retroceder al país “décadas”.
“Hay que encontrar una fórmula, y rápida, para que el dinero fluya hacia Afganistán y evitar un colapso total de la economía y el orden social. Hay que establecer salvaguardias para evitar que el dinero se gaste donde hay que gastarlo y no sea malgastado por las autoridades de facto”, dijo.
“Hay que dejar que la economía respire durante unos meses más, dando a los talibanes la oportunidad de demostrar flexibilidad y una voluntad real de hacer las cosas de forma diferente esta vez, especialmente desde la perspectiva de los derechos humanos, el género y la lucha contra el terrorismo”, insistió.