La toma de posesión del gobierno afgano por parte de los talibanes creará graves complicaciones financieras y sociales para el nuevo gobierno del empobrecido país. Según el Banco Mundial, el 22% de la renta nacional de Afganistán -una cifra muy similar al PIB- procede de la ayuda internacional, principalmente de países europeos y de Estados Unidos, debido a su economía subdesarrollada y a su nula fiscalidad. Esto lo convierte en el séptimo país más dependiente del dinero extranjero para funcionar al nivel más básico. Se espera que esto obligue a los talibanes a ser más democráticos, ya que potencias como Alemania han amenazado a los islamistas con retirarles su ayuda si no respetan los derechos humanos.