Un viaje para tocar las estrellas y quizás batir un récord: Zara Rutherford, una piloto de 19 años, despegó el miércoles de Bélgica en su avión ultraligero biplaza para realizar la primera etapa de su vuelta al mundo a través de 52 continentes.
Esta intrépida piloto belga-británica sueña con convertirse en astronauta, pero su objetivo actual es ser la mujer más joven en dar la vuelta al mundo en solitario.
Su itinerario comenzó con una breve travesía del Canal de la Mancha, desde su ciudad natal, Kortrijk (Bélgica), hasta la costa de Inglaterra. Las siguientes etapas la llevarán a través de océanos, desiertos y la vasta naturaleza de Siberia.
En su minúsculo avión de hélice, un ultraligero Shark UL de 325 kilos, pretende esquivar los principales aviones de pasajeros, excepto el JFK de Nueva York, y planea aterrizar en pequeños aeródromos por la noche y repostar.
Ha obtenido autorización para sobrevolar Groenlandia, Honduras, Arabia Saudí y Birmania, y estará sola en todos sus vuelos, que durarán entre cinco y seis horas cada uno.
Zara Rutherford no es la persona más joven en dar la vuelta al mundo en solitario, ya que un británico de 18 años, Travis Ludlow, lo consiguió en julio.
Pero aspira a ser la mujer más joven en lograr esta hazaña. Más allá del récord, el interés se convierte en una inspiración. “Realmente espero inspirar a las niñas y a las jóvenes para que se dediquen a la aviación, la ciencia, la tecnología, la ingeniería y las matemáticas”, dijo antes de despegar.
“Al crecer, no vi a muchas mujeres en estos sectores y fue bastante desalentador. Por eso, aspiro a poder cambiar eso”, insiste. Su odisea aérea puede seguirse en su página web FlyZolo.com, y en la plataforma TikTok.
La joven cuenta con un teléfono por satélite y una radio para comunicarse con los controladores aéreos de los países que sobrevolará, pero en la cabina estará sola con su música y sus podcasts.
Aunque no la sigue ningún otro avión para asistirla en caso de necesidad, su equipo de apoyo en Bélgica ha planificado bien su aventura, en particular la obtención de las autorizaciones necesarias para volar en los espacios aéreos de algo más de medio centenar.
Después de Bélgica y las Islas Británicas, su primer reto será cruzar el Atlántico, para después pasar por Mongolia y Siberia, a veces lejos de zonas habitadas.
“No he dormido bien, ya que estoy nerviosa y muy emocionada. Todavía no me lo creo, empezaré a darme cuenta cuando aterrice en el Reino Unido”, dijo a la AFP.
En el aeropuerto de Kortrijk-Wevelgem, su familia, sus amigos, el alcalde de la ciudad y algunos periodistas se reúnen para presenciar el inicio de su aventura.
Un momento duro para su madre belga, Béatrice De Smet: “Obviamente, siento emociones encontradas. Soy madre y es duro para mi corazón verla partir así”, dice.
Pero al mismo tiempo, “estoy muy orgullosa del vuelo que ha realizado y de la misión que hay detrás, que es animar a las chicas a seguir sus sueños y alcanzar las estrellas”, dice, mientras el ultraligero de su hija desaparece en el cielo gris de Flandes.
Si todo va como está previsto, Zara regresará a Bélgica el 4 de noviembre, y con otro objetivo: empezar a estudiar ingeniería.