Durante un cateo a un vehículo que transportaba muebles, militares de Durango encontraron 4,500 kilogramos de marihuana. Su destino ese agosto de 2020 era uno de los 50 municipios más violentos del país: Reynosa, Tamaulipas. Esa droga entró en la lista de las 350 toneladas decomisadas en todo el territorio mexicano durante los dos primeros años de la administración de Cuatroté (2019-2020), pero la cantidad es menor en comparación con las mil 437 toneladas incautadas en el mismo periodo de la administración de Enrique Peña Nieto (2013-2014).
Además de esta droga, hay otros estupefacientes como la goma de opio, las metanfetaminas y la heroína, cuyos decomisos se han desplomado desde que inició la administración de Andrés Manuel López Obrador. Sólo los decomisos de cocaína han aumentado en comparación con los dos primeros años de la administración de Peña Nieto, según cifras de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) obtenidas por transparencia.
Eso no es todo. En los 50 municipios con mayores índices delictivos, los decomisos realizados por el Ejército Mexicano no sólo se desplomaron, sino que fueron nulos en algunos casos.
Ejemplos de ello son Reynosa (Tamaulipas), Culiacán (Sinaloa), Ciudad Juárez (Chihuahua), Fresnillo (Zacatecas), Manzanillo (Colima), Ecatepec (Estado de México), Acapulco (Guerrero), Benito Juárez (Quintana Roo), Morelia (Michoacán) y Cajeme (Sonora), entre otros.
En Reynosa, que el mes pasado fue noticia por el asesinato de 15 civiles seleccionados al azar por el crimen organizado, los decomisos de cocaína se desplomaron de 217 kilogramos en los dos primeros años del sexenio anterior a cero en el mismo periodo de la actual administración. Los decomisos de marihuana cayeron de más de 30 toneladas a sólo 1,135 kilogramos en el mismo periodo, mientras que los de metanfetamina bajaron de 6.3 a 0.2 kilogramos.
Aunque la cacería de civiles inocentes fue un hecho inusual en la historia de un municipio marcado durante años por la guerra contra y entre los cárteles de la droga, el Ejército redujo significativamente sus decomisos en comparación con otros sexenios.
Algo similar ocurrió en el municipio de Culiacán, Sinaloa, una de las plazas controladas por el cártel de Joaquín El Chapo Guzmán. Fue en este municipio donde en 2019 el Ejército capturó y liberó inmediatamente a Ovidio Guzmán, tras el caos sembrado por el grupo criminal. Ahí se desplomó el decomiso de metanfetaminas (de 6 mil 716 a 128 kilogramos), marihuana (de 29 mil 711 a 7 mil 430) y goma de opio (de 12.9 a nada). En cambio, aumentaron los decomisos de drogas como la cocaína y la heroína.
En Ciudad Juárez, Chihuahua, también hubo una disminución en el decomiso de todas las drogas de las que la Sedena proporcionó datos.
En Fresnillo, Zacatecas, que encabeza la lista de ciudades mexicanas donde la gente se siente más insegura, los decomisos en esta administración fueron prácticamente nulos, salvo 6.5 kilos de marihuana incautados por los militares a grupos criminales.
Manzanillo, Colima, es uno de los puertos más violentos del país por la lucha entre cárteles que se disputan el control de la plaza. En 2019 se convirtió en el segundo destino turístico más violento del país. A pesar de ello, el Ejército no incautó nada entre ese año y 2020, más que 8.5 kilogramos de marihuana.
A nivel nacional, los decomisos de goma de opio bajaron de 1.8 toneladas a 361 kilogramos en el periodo mencionado. El volumen de las incautaciones de metanfetamina bajó de 28,7 a 22,6 toneladas, y las de heroína, de 475 a 459 kilogramos.