Al menos 114 civiles murieron en la noche del viernes al sábado en dos atentados en el norte de Burkina Faso, el episodio más sangriento registrado en este país africano desde el inicio en 2015 de una ola de violencia yihadista.
Los atentados, cometidos con pocas horas de diferencia, tuvieron lugar en la llamada zona de las “tres fronteras” entre Burkina Faso, Malí y Níger, una región sometida a la violencia de los yihadistas, ya sean afiliados a Al Qaeda o al Estado Islámico (EI).
“En la noche del viernes al sábado, individuos armados llevaron a cabo una incursión asesina en Solhan, en la provincia de Yagha. El balance, aún provisional, es de 100 personas muertas, hombres y mujeres de diversas edades”, declaró a la AFP una fuente de los servicios de seguridad, al describir el primer ataque.
“Además del elevado balance humano, el peor que hemos registrado hasta la fecha, se incendiaron casas y el mercado” de Solhan, dijo otra fuente de seguridad.
El ataque comenzó hacia las 02H00 (locales y GMT), primero contra el puesto de los Voluntarios para la Defensa de la Patria (VDP), una milicia paramilitar, y luego contra civiles.
La fuente de seguridad indicó que “se desplegaron hombres para realizar [operaciones] de rastreo y garantizar la seguridad de la población” y explicó que “se procederá a la extracción y entierro de las víctimas”.
Las autoridades decretaron un periodo de luto nacional de 72 horas, a partir de la medianoche del sábado 5 de junio.
Solhan, una pequeña ciudad situada a unos 15 kilómetros de Sebba, capital de la provincia de Yagha (cerca de la frontera con Malí) ha sido escenario de numerosos atentados en los últimos años.
El 5 de mayo, las fuerzas armadas lanzaron una operación en las regiones del Norte y del Sahel para combatir los ataques yihadistas, que desde 2015 han causado más de 1.400 muertos y han obligado a un millón de personas a huir de sus hogares.
El ministro de Defensa, Chériff Sy, había acudido el 14 de mayo junto a miembros de la cúpula militar a Sebba, donde declararon que la situación estaba controlada.
En un mensaje de condolencias a las familias de las víctimas, el presidente burkinés, Roch Marc Christian Kaboré, denunció un ataque “bárbaro” e “innoble”.
“Tenemos que permanecer unidos y solidarios frente a estas fuerzas oscurantistas”, añadió.
Además de ese ataque, el viernes por la noche se produjo otro en un pueblo de la misma región, Tadaryat, en el que murieron al menos 14 personas, entre ellas un miliciano.
Estos atentados se produjeron una semana después de otros dos ataques en la misma zona que dejaron un total de cuatro muertos, entre ellos dos miembros de las VTC.
Los DPMV fueron creados en diciembre de 2019 para apoyar al ejército en tareas de vigilancia, inteligencia y protección, tras un entrenamiento militar de 14 días.
Esos civiles han pagado un alto precio por ese apoyo, con más de 200 muertos desde 2020, según un recuento de AFP.
Los grupos yihadistas han protagonizado atentados de gran repercusión en Burkina Faso en los últimos años.
La capital, Uagadugú, fue escenario de un atentado el 15 de enero de 2016 en el que murieron treinta personas, la mayoría occidentales, en un hotel y un restaurante. Al Qaeda en el Magreb Islámico (AQMI) reivindicó su autoría.
En marzo de 2018, otro grupo vinculado a Al Qaeda, el Grupo de Apoyo al Islam y a los Musulmanes (GSIM), mató a ocho militares e hirió a 85 personas.
En 2019, un atentado perpetrado contra la base militar y la ciudad de Arbinda, cerca de la frontera con Mali, realizado por unos 200 individuos, causó 42 muertos (35 civiles y siete militares).
El 25 de enero de 2020, los islamistas masacraron a 39 personas en un mercado de la localidad de Sigadji (norte).
El 26 de abril de 2021, dos periodistas españoles y un irlandés fueron ejecutados mientras realizaban un reportaje con una patrulla contra la caza furtiva en el este del país.