En México, los hombres con menor escolaridad son más propensos a beber alcohol al menos una vez a la semana, según un análisis de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).
Sólo en México, la cerveza es la bebida alcohólica más común y representa el 88 por ciento del total de alcohol que consumen los mexicanos. Sin embargo, esto ha provocado que la mayoría de los envases de bebidas sólo incluyan una advertencia contra el consumo de alcohol en menores de edad.
Al presentar el estudio “Preventing Harmful Drinking“, la OCDE señaló que el consumo de alcohol por encima de una bebida al día en el caso de las mujeres y de 1,5 bebidas al día en el caso de los hombres se asocia a una serie de enfermedades, y reducirá la esperanza de vida de toda la población hasta un año y medio en 2020-50.
Los análisis de la OCDE sobre el consumo de alcohol revelaron que en Canadá, el Reino Unido, Francia, Corea, México y los Estados Unidos, los bebedores empedernidos representan sólo entre el 4 y el 14 por ciento de la población, pero consumen entre un tercio y la mitad de todo el insumo disponible.
Desde 2020, en México, el senador de Morena Gerardo Novelo Osuna propuso modificar el esquema de recaudación en el Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS) a las bebidas alcohólicas.
Este impuesto se aplica a los artículos que se consideran nocivos para la salud, con lo que se eleva el costo final para el consumidor y se busca desincentivar su compra en el mediano plazo. Otros productos que también están sujetos a este impuesto son el tabaco, por ejemplo.
La propuesta de Novelo consiste en fijar el IEPS a las bebidas de acuerdo a su contenido de alcohol por litro, aumentando así la recaudación presupuestal por esta vía.
Según Ovidio Peralta, senador de Morena, este nuevo esquema aportaría cerca de 20 mil millones de pesos adicionales a las arcas del país.
Por su parte, la OCDE señala que los gobiernos del mundo deberían destinar más recursos a la lucha contra el consumo nocivo de alcohol para mejorar la calidad de vida de las personas y el gasto público en salud.
Por cada dólar invertido en la reducción de este consumo, se podría obtener una ganancia de 16 dólares en beneficios económicos, sin contar el impacto que tendrá en los negocios relacionados con el alcohol, añade.
El informe de la OCDE destaca que las dolencias y lesiones derivadas del consumo excesivo generan unos costes sanitarios equivalentes a cerca del 2,4% del gasto total en sanidad cada año.
Si se tiene en cuenta el impacto en la productividad de la mano de obra, se calcula que el Producto Interior Bruto (PIB) será un 1,6% inferior de media cada año durante las próximas tres décadas en los países de la OCDE.