Diecisiete periodistas de siete países afectados por el programa de espionaje Pegasus se unieron el viernes a Reporteros sin Fronteras para presentar una demanda contra NSO, la empresa israelí que desarrolló la tecnología, según la organización, que también recurrió a las Naciones Unidas.
Estos periodistas, víctimas potenciales o probadas del programa de vigilancia, se sumaron formalmente a la denuncia presentada por Reporteros sin Fronteras (RSF) ante la fiscalía de París el 20 de julio, junto con dos periodistas franco-marroquíes, Maati Monjib y Omar Brouksy“, ha declarado la organización.
Los periodistas de Azerbaiyán, México, India, España, Hungría, Marruecos y Togo “saben o tienen serias razones para temer que han sido espiados por sus gobiernos”.
“Muchos han sido víctimas de la venganza del gobierno durante muchos años, como Hicham Mansuri en Marruecos o Swati Chaturvedi en la India“, explica RSF. “Algunos incluso han sido espiados por un Estado extranjero, como el español Ignacio Cembrero, que muy probablemente está siendo vigilado por Marruecos.
Una investigación publicada el 18 de julio por un consorcio de 17 medios de comunicación internacionales descubrió que el programa Pegasus, desarrollado por la empresa israelí NSO Group, había permitido espiar los números de teléfono de al menos 180 periodistas, 600 políticos, 85 activistas de derechos humanos y 65 empresarios de varios países.
Este trabajo periodístico se basa en una lista de 50.000 números de teléfono seleccionados por los clientes de NSO desde 2016 y obtenidos por la organización Forbidden Stories y Amnistía Internacional.
RSF afirma también que ha “presentado formalmente los casos de estos periodistas a las Naciones Unidas” para “obtener explicaciones de los Estados sospechosos de haber utilizado Pegasus para espiarles”.
RSF también “pide una estricta regulación internacional de la exportación, venta y uso de software de vigilancia como Pegasus, y una moratoria internacional sobre la venta de dicho software”.
En total, 19 periodistas han presentado una denuncia ante RSF en Francia, solicitando que ésta se una a su denuncia ante las Naciones Unidas, según la organización.