A día de hoy, la pobreza sigue siendo uno de los mayores problemas del mundo, con una tendencia al alza de la desigualdad que afecta a millones de personas en todo el planeta.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Banco Mundial, más de 500 millones de personas se encuentran en situación de extrema pobreza porque tienen que hacer frente a los costes de la atención médica con sus propios recursos, que han aumentado exponencialmente con el inicio de la pandemia.
En el 46% de los países de las Américas, la atención sanitaria sigue interrumpida debido al coronavirus, y las organizaciones esperan que esta cifra sea mucho mayor en el futuro.
“Incluso antes de la pandemia, casi 1.000 millones de personas gastaban más del 10% de su presupuesto familiar en salud”, dijo Juan Pablo Uribe, director de salud, nutrición y población del Banco Mundial.
Los informes de la OMS y el Banco Mundial mostraron el devastador impacto del Covid-19, ya que la gente tuvo que pagar por la atención médica, lo que provocó gastos imprevistos, ya que nadie podía imaginar que un virus mortal como el SARS-Cov-2 se extendería por todo el mundo.
La pandemia surgió en 2020 y, a medida que avanzaba, acabó por desbordar los sistemas sanitarios mundiales y desencadenar la peor crisis económica desde la década de 1930.
Cuando la pandemia se acerca a su tercer año, el Secretario General de la ONU, António Guterres, ha pedido a los países que refuercen urgentemente sus sistemas sanitarios.
“Debemos garantizar que los sistemas sanitarios sean equitativos, resistentes y capaces de satisfacer las necesidades de todas las personas, incluida la salud mental. La onda expansiva de esta emergencia sanitaria está golpeando con más fuerza a los países que no cuentan con sistemas sanitarios que puedan ofrecer una atención de calidad y accesible para todos.
El mantenimiento de sistemas sanitarios que no son accesibles para todos hace que aumenten las poblaciones más pobres y las que viven en zonas rurales, ya que son las que menos pueden acceder a los servicios sanitarios y pagarlos.
La OMS considera que los gobiernos deben invertir más, y de forma más inteligente, en los fundamentos de los sistemas sanitarios, centrándose en la atención primaria, los servicios esenciales y las poblaciones marginadas.
Todos los gobiernos deben también reanudar y acelerar inmediatamente sus esfuerzos para garantizar que cada uno de sus ciudadanos tenga acceso a los servicios sanitarios sin temor a las consecuencias financieras.
Los países tienen que aumentar el gasto público en salud y apoyo social y centrarse más en los sistemas de salud primaria que pueden proporcionar atención básica cerca de casa.
“Antes de la pandemia, muchos países habían hecho progresos. Pero no eran lo suficientemente fuertes. Esta vez, tenemos que construir sistemas de salud lo suficientemente fuertes como para resistir choques como la próxima pandemia y mantener el rumbo hacia la cobertura sanitaria universal”, dijo el Secretario General de la ONU.
Los nuevos informes también advierten de que las dificultades financieras se agravarán a medida que aumente la pobreza, ya que los ingresos disminuyen y los gobiernos se enfrentan a restricciones presupuestarias más estrictas.
“Dentro de un espacio financiero limitado, los gobiernos tendrán que tomar decisiones difíciles para proteger y aumentar los presupuestos sanitarios”, dijo Uribe.
Por su parte, la directora de la Organización Panamericana de la Salud, Carissa Etienne, ha pedido a los países que den prioridad urgente a la inversión pública para crear sistemas de salud resistentes que no dejen a nadie atrás.
“Todavía no hemos visto la escala de cambio que necesitamos para garantizar que podemos atender a todas las personas, ni la escala de capacidad para mejorar la preparación y la respuesta a las emergencias de salud pública”, dijo.