Amina J. Mohammed, Vicesecretaria General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), llamó a los gobiernos a encontrar soluciones contra el hambre en América Latina y el mundo, adaptadas al contexto de cada región.
Así lo dijo al participar en la Pre-Cumbre de Sistemas Alimentarios de la ONU, tras ser cuestionada sobre la situación en América Latina y el Caribe respecto al objetivo “Hambre Cero“, punto número dos de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible (ODS).
“En cada región tenemos que encontrar soluciones adaptadas al contexto. No podemos abogar por soluciones universales y únicas. Somos enormemente diversos. Debemos apreciar esta riqueza y no considerar un objetivo demasiado complicado. El mundo es una realidad compleja y por eso tenemos que partir de una solidaridad que nazca del respeto mutuo y que nos permita alcanzar los objetivos de la Agenda 2030″, dijo.
Por ello, llamó a resolver otro de los problemas de la región, que es el acceso a los recursos económicos, “algo que no está ocurriendo como debería, por lo que agradecemos lo que nos dicen los bancos multilaterales de desarrollo que se han incorporado, pero necesitamos que analicen el gasto en adaptación.”
Según datos de la ONU, la pandemia de Covid-19 agravó la situación de hambre en el mundo. Sólo en 2020 se informó de que 800 millones de personas padecían hambre, lo que se traduce en que un niño muere de hambre cada cinco segundos.
Por ello, Mohammed instó a los gobiernos a “recoger los frutos” de las reuniones de trabajo para transformar los sistemas alimentarios con el fin de cumplir los objetivos en los nueve años restantes.
“La pandemia de Covid-19 y su recuperación nos presenta una serie de oportunidades y eso nos lleva a una serie de transiciones verdes y azules, que tenemos que construir en nuestros sistemas alimentarios. Y esas transiciones tienen que coincidir con las transiciones energéticas y de conectividad. Y también tenemos que involucrar a los que producen los alimentos”, dijo.
En este sentido, Cherrie Atilano, embajadora de Nutrición de la ONU, explicó que la desnutrición tiene repercusiones económicas y sociales para el desarrollo, así como repercusiones a largo plazo para los individuos, las familias y sus países.
Por ello, pidió que se comprenda la diferencia entre los términos seguridad alimentaria y seguridad nutricional, “especialmente sobre el terreno, porque las personas que producen nuestros alimentos -los agricultores, los pescadores- son las que en última instancia pasan hambre”.
“No tienen alimentos nutritivos en sus mesas, así que tenemos que asegurarnos de que la agricultura no sea solo para producir alimentos, sino también para generar ingresos”, dijo.
La Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible planifica una serie de puntos a tratar para eliminar algunos de los mayores problemas a los que se enfrenta el mundo como sociedad, entre ellos la eliminación global de la escasez de alimentos.