Los talibanes exigieron el jueves la retirada de sus líderes de las listas negras de la ONU y Estados Unidos, al tiempo que condenaron los comentarios contra los miembros del nuevo gobierno afgano.
“Exigimos que se revierta inmediatamente esta política errónea por la vía diplomática”, reclamó en un comunicado el gobierno talibán, que tomó el poder en el país el 15 de agosto con la toma de Kabul.
Más de una docena de miembros del nuevo gabinete del gobierno de transición talibán anunciado el martes están en la lista negra de terroristas del Consejo de Seguridad de la ONU, y las autoridades estadounidenses han emitido órdenes de detención contra muchos de ellos.
Entre ellos destaca Sirajuddin Haqqani, por quien las autoridades estadounidenses han ofrecido una recompensa de 10 millones de dólares por pistas que conduzcan a su captura, y que esta semana ha sido nombrado nuevo ministro del Interior.
Sirajuddin, de 48 años, es el jefe de uno de los grupos insurgentes más temidos de Afganistán: la Red Haqqani, fundada por su padre, Jalaluddin Haqqani, para luchar contra la invasión soviética en la década de 1980 y responsable de algunos de los atentados más sangrientos en suelo afgano.
La red Haqqani, que Estados Unidos clasifica como organización terrorista, estaba vinculada a los talibanes cuando el grupo islamista llegó al poder en 1996.
“Funcionarios del Pentágono han declarado que algunos miembros del gabinete del Emirato Islámico (como se autodenominan los talibanes) o familiares del difunto Haqqani están en las listas negras de Estados Unidos y siguen siendo objetivos”, dijo.
Para los talibanes, esta postura es “una clara violación del Acuerdo de Doha que no beneficia ni a EE.UU. ni a Afganistán“, dijo, en referencia al pacto firmado entre Washington y los islamistas en febrero de 2020, que acordó la retirada de las tropas internacionales del país asiático.
Para los talibanes, “la familia del honorable Haqqani forma parte del Emirato Islámico y no tiene nombre propio ni estructura organizativa”, dijo el portavoz en el comunicado.
“Asimismo, en virtud del Acuerdo de Doha, todos los funcionarios de Emiratos Islámicos, sin excepción, participaron en la interacción con Estados Unidos y deberían haber sido eliminados de las listas negras de la ONU y de Estados Unidos, una reclamación que sigue siendo válida”, señaló.
Un ex funcionario del gobierno afgano dijo a Efe bajo condición de anonimato que unos 15 miembros del nuevo gabinete talibán están en la lista negra de la ONU y de Estados Unidos.
“No sólo son una amenaza para la seguridad de Afganistán, sino también para la seguridad de la región y de los países del mundo”, dijo la fuente, añadiendo que el grupo incluye a Sirajuddin Haqqani, su tío y ministro para los refugiados, Khalil Haqqani.
El grupo incluye a Sirajuddin Haqqani y a su tío y ministro de Refugiados, Khalil Haqqani, así como al máximo responsable de los talibanes y nuevo primer ministro en funciones, el mulá Hassan Akhund.
El nombramiento del gabinete suscitó críticas en la comunidad internacional, que cuestionó no sólo la presencia del núcleo duro del movimiento, sino también los poderes otorgados a personas consideradas una amenaza terrorista.
“El Emirato Islámico condena enérgicamente a Estados Unidos y a otros países que hacen tales declaraciones provocadoras e intentan interferir en los asuntos internos de Afganistán“, dijeron los talibanes en el comunicado.