De cara a las elecciones del domingo, gran parte de los chilenos se sienten atrapados entre los dos extremos que representan el izquierdista Gabriel Boric y el derechista José Antonio Kast, lo que les empuja al voto nulo.
“Ninguno me representa, porque son extremos y siento que hoy para la realidad del país no es lo que necesitamos”, dice a la AFP Johana Ugarte, una agente de seguros de 48 años que decidió votar nulo.
El pasado 21 de noviembre, en la primera vuelta electoral, Kast ganó en las urnas con el 27,9% de los votos, frente al 25,8% de Boric; Ugarte votó por “una opción más centrista”, pero ahora se siente huérfana de candidatos.
Representante de la coalición Apruebo Dignidad, que reúne al Frente Amplio y al Partido Comunista, el diputado Gabriel Boric promete un cambio de modelo económico, al que una parte de la sociedad culpa de las profundas desigualdades del país.
Con 35 años, la edad mínima para optar a la Presidencia, el candidato de izquierdas aboga por un Estado más fuerte y por garantizar los derechos sociales tras décadas de liberalismo ortodoxo.
Para ello, Boric propone una reforma fiscal que incluye el aumento de la carga impositiva a los más ricos y el fin del sistema privado de pensiones, entre otras transformaciones.
Kast, de ideas conservadoras, contrario al aborto y al matrimonio igualitario, busca mantener el sistema. Su plan es restablecer “la paz y el orden” que, según él, perdió Chile tras las protestas que estallaron en octubre de 2019, para que el país vuelva a crecer y así poder implementar programas sociales.
A Boric se le acusa de comunista, mientras que a Kast se le tacha de fascista, una dialéctica que ha polarizado una campaña enturbiada por el cruce de acusaciones.
“De Kast me asusta el golpe de mesa que da para tratar de solucionar la violencia con más violencia, mientras que siento que Boric es una persona muy joven y le falta madurez política, y que va a terminar siendo un simple vocero y no un gobernante”, agrega Ugarte, quien vive en Peñalolén, una comuna del sureste de Santiago en la que los sectores más acomodados y los más empobrecidos casi no se mezclan.
Una última encuesta de la consultora brasileña AtlasIntel, realizada entre el 14 y el 16 de diciembre entre 2.218 personas, reveló un empate técnico, con un 48,4% para Boric y un 48,5% para Kast, y un margen de error del 2%.
Al igual que Ugarte, varias personalidades han declarado públicamente su voto nulo. Uno de los últimos en reconocer esta opción fue José De Gregorio, ex ministro del gobierno del socialista Ricardo Lagos y ex presidente del Banco Central.
“Voy a anular. A pesar de las presiones que tengo por todos lados, creo que es lo más honesto”, dijo a medios locales, explicando que toma esta decisión a pesar de que no le “importa quién gobierne”.
“Ambos tienen potencial, pero la verdad es que no me gusta ninguno de los dos”, añadió.
Ernesto Ottone, sociólogo y ex asesor presidencial de Lagos (2000-2006), no votará. Viajó a París, pero antes se declaró no candidato.
“Soy una persona de la izquierda democrática, lo que podría llamarse un socialdemócrata, por lo tanto, un reformista, que se siente muy bien situado cuando funciona una alianza de centro-izquierda, y esa situación no existe”, dijo a la AFP.
Kast, añade, “es un hombre de extrema derecha. Boric representa una izquierda radical y populista”. Le preocupa especialmente su alianza con el Partido Comunista, que en Chile “sigue teniendo una doctrina que no es democrática”.
El de Boric es “simplemente un programa de gobierno, un proyecto de gobernabilidad que a mí me parece que no refuerza la democracia”, añadió.
Ambos candidatos han moderado su discurso de cara a la segunda vuelta en busca de los votantes de centro y de aquellos que en los últimos años decidieron abstenerse, un fenómeno que se agravó tras la instauración del voto voluntario en 2012.
“En Chile se ha normalizado una situación que debería ser preocupante para cualquier sistema democrático, en las últimas elecciones la mitad del país no participó”, explica a la AFP Marcelo Mella, analista de la Universidad de Santiago.
En la primera vuelta, la participación alcanzó el 47%.
“Un amplio sector del país tiene la percepción de que la institucionalidad democrática y el sistema democrático no resuelve los problemas a tiempo”, agrega Mella, explicando que el abstencionismo está principalmente en la clase media y los sectores populares.
“No le creo a Kast. Es una persona dura y no comparto sus ideales de vida porque es muy conservador; pero Boric me da un poco de miedo y no me convence que se muestre tan socialdemócrata ahora cuando siempre ha estado metido en cosas muy extremas”, dice Magdalena Morales, una trabajadora bancaria de 32 años que asegura que el domingo votará nulo.