México se convirtió en uno de los países que inmediatamente sintió los estragos de los atentados terroristas de Nueva York. Las autoridades estadounidenses reaccionaron reforzando la seguridad fronteriza, sin llegar a cerrar las fronteras, pero el tema migratorio se convertiría para la posteridad en el asunto que dividió a las dos naciones norteamericanas.
“Lo paradójico de todo esto es que el 7 de septiembre de 2001 Vicente Fox daba un discurso en el Congreso de Estados Unidos. Pidió una reforma migratoria y todo el mundo le aplaudió. Había un consenso para la reforma migratoria”, recordó Gabriela de la Paz, especialista en política exterior norteamericana.
El terrorismo internacional se convirtió en un fenómeno transnacional y esto tuvo un impacto directo en las relaciones bilaterales con Estados Unidos.
En primer lugar, Estados Unidos reconoció que tenía severas fallas en la solicitud de visas, especialmente en la asignación de visas a estudiantes, por lo que se dio el primer paso para endurecer el sistema migratorio con México como protagonista.
“Pero lo cierto es que esas fallas en la migración llevaron a que EU no haya realizado una reforma migratoria en estos 20 años”, enfatizó el especialista.
Para José Luis Valdés Ugalde, investigador del Centro de Investigaciones sobre América del Norte de la UNAM, la actitud hacia los migrantes fue diferente. “Era una actitud más anómala, incluso la que habíamos visto históricamente, sobre todo por parte de los sectores más representativos del conservadurismo estadounidense que considera recalcitrantemente a los migrantes como una anomalía”.
La migración fue vista como un peligro, como una amenaza, como una anomalía que no era aceptable y en ese sentido la relación entre ambos países se vio afectada, reconoció Valdés Ugalde.
América Latina dejó de ser una prioridad a nivel del poder ejecutivo y pasó a formar parte de los procedimientos habituales del Departamento de Estado, concretamente del Departamento de Asuntos del Hemisferio Occidental, que se ocupa de todo lo relacionado con nuestra región.
Ya durante la guerra, Estados Unidos mostró un total rechazo a la posición de México en cuanto a su desaprobación de la intervención militar en Irak, donde Washington afirmaba que el régimen de Saddam Hussein albergaba armas de destrucción masiva en su territorio, algo que nunca se pudo comprobar, sin embargo estas posiciones encontradas también enfriaron la posibilidad de una reforma migratoria entre Estados Unidos y México. Con información de Jair Soto