En lo que va de año, más de un centenar de hijos de madres migrantes en su camino hacia Estados Unidos han nacido en México, según los registros oficiales. La cifra podría duplicarse, ya que cada vez más mujeres recurren a parteras para dar a luz por temor a ser deportadas si acuden a un hospital y no registran a sus hijos hasta que logren cruzar la frontera norte.
Según cifras consultadas en las bases de datos de los registros civiles de Ciudad Juárez, Tijuana, Piedras Negras, Tapachula y Tenosique, de enero a octubre pasado, un total de 148 bebés de madres migrantes, principalmente centroamericanas, fueron registrados como mexicanos por nacimiento. La cifra es cuatro veces superior a la del mismo periodo de 2020, cuando la pandemia del Covid-19 obligó a cerrar las fronteras y con ello a disminuir la migración indocumentada.
Según el artículo 30 de la Constitución, son mexicanos por nacimiento los nacidos en territorio mexicano, independientemente de la nacionalidad de sus padres.
La decisión del presidente de Estados Unidos, Joe Biden, de prohibir que las migrantes embarazadas o que hayan dado a luz sean llevadas a los centros de detención migratoria, fomentó el éxodo de mujeres embarazadas hacia Estados Unidos, según María Hernández, trabajadora social de la organización Derechos Humanos Integrales en Acción A.C. (DHIA). Aunque el decreto no las exime de ser deportadas.
Aurora, de origen hondureño, dio a luz a Alfredo el mismo día que fue deportada por la Patrulla Fronteriza a Ciudad Juárez, Chihuahua. Ella dijo a El Sol de México que pensó que iba a tener a su bebé en medio del Río Bravo porque ya había cruzado con contracciones.
“Pensé que iba a tener al bebé en el río, me dolía, y apenas cruzamos, la Patrulla Fronteriza nos detuvo. Dos horas después estábamos de regreso en Ciudad Juárez y seis horas después tuve a mi bebé en el albergue, atendida por una partera, porque fuimos a un hospital, pero por falta de documentos no me atendieron”, dijo.
Aurora decidió emigrar desde su Tegucigalpa natal, Honduras, con casi ocho meses de embarazo con la idea de que su hijo naciera en Estados Unidos y así poder quedarse en ese país. Sin embargo, a pesar de su embarazo, fue deportada junto con su pareja y ahora espera que el niño tenga al menos un mes de vida para regresar a su país.
María Hernández cuenta que semanas después del anuncio de Biden, 30 mujeres embarazadas solicitaron asistencia al DHIA, con sede en Ciudad Juárez, en menos de 15 días, una cifra nunca antes registrada.
“Para ellas, lo más importante es que sus hijos nazcan en Estados Unidos, porque eso les permitirá quedarse allá, aunque muchas no logran cruzar por el propio embarazo y tienen a sus hijos aquí”, dijo Fernanda Ortega, promotora de salud de DHIA.
En México, a las migrantes que tienen a sus hijos y logran registrarlos para obtener un acta de nacimiento se les otorga una tarjeta de residencia por vínculos familiares. Sin embargo, sólo una minoría se establece en el país porque prefiere seguir el camino hacia Estados Unidos. A los padres, si viajan con la mujer embarazada, también se les concede dicha tarjeta.
Según la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), la mayoría de las mujeres migrantes que transitan por México están en edad reproductiva y son muy vulnerables a la violencia sexual en sus diversas formas.
La OIM explica que, en su viaje a Estados Unidos, pueden estar embarazadas o quedar embarazadas, lo que tiene muchas implicaciones para ellas, ya que en muchos casos se trata de embarazos no deseados como consecuencia de la violencia, ya sea de la pareja o de miembros del crimen organizado, incluidos los llamados coyotes.
“Hemos tenido casos en los que las mujeres no tienen forma de pagar y su cuerpo se convierte en una especie de moneda para poder continuar el viaje, lo que las hace muy vulnerables a quedar embarazadas”, dice Yolice Quero, coordinadora de la Unidad de Protección de la OIM en México.
Añade que, en la mayoría de los casos, las mujeres que emigran tienen dificultades para evitar el embarazo durante su viaje. “En Tijuana, por ejemplo, vimos un aumento en el uso de parteras en contextos urbanos; mientras que en Tapachula, las mujeres embarazadas que solicitaron un diagnóstico de embarazo de riesgo para acceder a una atención prenatal adecuada durante la pandemia tuvieron dificultades para obtenerlo en algunos casos.”
Según estimaciones de las organizaciones de apoyo a los migrantes, 80 mujeres embarazadas viajan en la caravana que partió de Tapachula hace dos semanas hacia la Ciudad de México para regularizar su situación migratoria. La caravana está formada por entre cuatro y seis mil extranjeros, en su mayoría procedentes de Haití, El Salvador, Honduras y Guatemala, entre ellos unos 1.200 menores de edad.