Atención, atención, porque aquí viene el gran cliché de todos los tiempos: amar es algo muy complejo y difícil de definir. Vale, ya lo dije. Pero vamos a tratar de darle una forma más sustanciosa, y no simplemente decir que se trata de un sentimiento intenso que nos provoca mariposas en el estómago o un deseo irrefrenable de estar con la persona amada. No, el amor es mucho más que eso.
La diferencia entre querer y amar
Veamos que dice el diccionario: querer es desear algo, anhelar algo, pero cuando se ama, se va más allá. El amor es una entrega incondicional, un deseo sincero de hacer feliz a la otra persona sin esperar nada a cambio. Es estar ahí en los buenos y malos momentos, acompañar en el camino, y hacer todo lo posible para que el ser amado se sienta apoyado y querido.
Los diferentes tipos de amor
Ahora bien, no todo el amor es igual. Existen diferentes formas de amar, que se expresan según la relación que se tenga con la otra persona. El amor hacia la familia es diferente al amor entre amigos. El amor entre parejas es diferente al amor que se siente por los animales. Pero todos, absolutamente todos los tipos de amor tienen en común el mismo ingrediente fundamental: la entrega. Es decir, el amor es esencialmente desinteresado, y busca el bienestar común.
El amor espiritual
En este punto, yo suelo decir que el amor es la religión de los ateos. ¿Por qué? Porque cuando alguien ama profundamente, está haciendo algo que va más allá de cualquier creencia religiosa, y quizá podría considerarse como una forma de espiritualidad. Los grandes ejemplos de amor puro y desinteresado son, sin duda, el amor de una madre hacia sus hijos, o el amor que surge entre amigos. Son amores que no buscan nada a cambio, solo la felicidad del otro y el bienestar común.
El amor no solo se dice, se demuestra
Ahora bien, aquí viene una verdad incómoda: decir “te quiero” no es lo mismo que demostrarlo. Como he dicho, el amor es esencialmente desinteresado, pero en el mundo actual a menudo parece que solo amamos por interés, y por lo tanto, solo decimos “te quiero” con la intención de obtener algo a cambio. Puede ser ese “like” en la foto de Instagram, ese aprobado del jefe, o simplemente la satisfacción de saber que alguien nos escucha. Nos hemos acostumbrado tanto a vivir en modo “transacción”, que hemos olvidado que el amor se demuestra con acciones, y no con palabras.
El amor en silencio
Por ello, a menudo decimos que quien ama en silencio ama mejor que quien lo grita a los cuatro vientos. Esto no significa que haya que esconder nuestro amor, ni mucho menos. Significa que hay que demostrarlo con hechos. Ayudar cuando se necesita, apoyar en los momentos difíciles, hacer pequeños gestos que demuestren que se piensa en el otro. A veces, una mirada es suficiente. O simplemente estar ahí, sin más. Esta es una de las claves más importantes del verdadero amor: la capacidad de estar presente sin necesidad de decir nada.
Amar: sonreír, mirar, confiar, entregarse
Entonces, ¿cómo se demuestra el amor? Como ya dije, la entrega es la esencia del amor. Y esta se expresa de muchas formas. Sonreír aunque el día no esté siendo bueno, mirar embobado al otro aunque no esté haciendo nada en particular, confiar en la otra persona aún sabiendo que puede decepcionar, entregarse por completo sin esperar nada a cambio. El verdadero amor es aquello que se entrega sin condiciones, sin restricciones. Eso no significa que debamos entregarnos al primer descerebrado que aparezca en nuestra vida, pero cuando realmente sentimos que alguien merece nuestra confianza y amor, no hay nada que nos detenga.
El amor es riesgo, pero vale la pena
Ahora bien, el amor no siempre es fácil. De hecho, es fácil que duela. Cuando entregamos nuestro corazón a alguien, estamos arriesgando mucho. Nos exponemos a la posibilidad de ser rechazados, engañados o traicionados. Pero, y aquí viene el lema amoroso por excelencia, amor con amor se paga. Es decir, el verdadero amor no busca el beneficio propio, sino el beneficio del otro. Cuando amamos, estamos haciendo un regalo a la otra persona, y aunque no siempre nos lo devuelvan, siempre vale la pena intentarlo.
Disfrutar del camino y crecer juntos
Entonces, siguiendo este hilo conductor, ¿cómo saber que realmente amamos a alguien? La respuesta es sencilla: cuando esa persona se convierte en nuestra prioridad, y queremos apoyarla para que crezca y sea feliz, no importa lo que cueste. Cuando nos importa más la felicidad del otro que la nuestra propia, estamos amando. Y la clave, como en todo lo referente al amor, es disfrutar del camino. Si amas a alguien, no te preocupes tanto por llegar al destino, sino por crecer juntos.
El amor en resumen
Así que, en resumen, el amor es complejo, pero esencialmente sencillo. El amor implica entrega, sacrificio, confianza, alegría y dolor, todo a la vez. No podemos confiar en las palabras, sino en las acciones. El amor es algo que se demuestra, y que se entrega sin interés alguno, más que el de hacer feliz a otro ser humano. Si queremos amar de verdad, tenemos que estar dispuestos a arriesgarnos, sabiendo que a veces nos heriremos, pero que siempre habrá alguien dispuesto a amarnos de vuelta.