Los juegos autóctonos son testigos del ingenio, la creatividad y las tradiciones de infinidad de pueblos y culturas. A lo largo y ancho de España, encontramos una riqueza inagotable de juegos tradicionales, originarios de cada rincón. Actividades que nos transportan a nuestros ancestros y nos enseñan los valores de nuestras comunidades, siempre con un enfoque lúdico que nos hace disfrutar y a la vez aprender.
El legado de generación en generación
Estos juegos, transmitidos de generación en generación, forman parte del patrimonio regional y cultural de diversas zonas geográficas de España. Los encontramos practicados en barrios y pueblos, hallándose estrechamente relacionados con eventos sociales y festividades, disfrutados por adultos y niños por igual.
En el caso de los juegos infantiles, su origen suele ser local, pero trascienden fronteras generacionales gracias a la transmisión de valores tan arraigados como el respeto a la norma, las costumbres y la veneración a los mayores.
Valores educativos y didácticos
Los juegos autóctonos no son simplemente formas de diversión pasajera; cuentan con un trasfondo de valores educativos y didácticos. Entre ellos destacan el intercambio social y cultural entre comunidades, la cooperación, la participación, la aceptación y la colaboración, así como el desarrollo de habilidades físicas, motoras y coordinativas.
La mosca: un ejemplo lúdico y educativo
Uno de estos juegos, La mosca, consiste en pasar por un pasillo formado por los demás participantes, evitando ser tocado sin ser detectado. Y, aunque este juego puede parecer sencillo y despreocupado, no deja de enseñarnos a trabajar en equipo, desarrollar nuestras habilidades motoras y aprender a comunicarnos con el grupo.
De la tradición a la innovación: cómo se originan estos juegos
Los juegos autóctonos tienen origen ancestral y son resultado del ingenio popular. Se elaboran a partir de elementos propios de la naturaleza o de objetos fácilmente disponibles en el lugar, como piedras, palos, y a veces, simples juguetes.
Algunos de estos juegos han llegado a formar parte de deportes populares o tradicionales, también conocidos como deportes autóctonos o rurales, alcanzando así un mayor reconocimiento y proyección dentro de la sociedad.
Ejemplos de juegos autóctonos a lo largo y ancho de España:
- El juego del trompo
- Las canicas
- El tejo
- Stop
- El lazo
- El gurrufío
- El palo encebado
- El brinca burro
- El yoyo
- La perinola.
Juegos para el cuerpo, la mente y el espíritu
Los juegos autóctonos son una alquimia de habilidad, destreza y sabiduría popular. Algunos retan la coordinación, el ocio sano, la creatividad y la imaginación. Otros, como la ancestral batalla de piedra, papel o tijera, apelan a la agudeza mental y la capacidad de anticiparse al rival.
Todos estos juegos, de una forma u otra, contribuyen a la integración social y al rescate de la identidad y los valores culturales propios, y a la vez, adivinan la sonrisa cómplice de quienes disfrutan de ellos.
La Federación Mexicana de Juegos y Deportes Autóctonos y Tradicionales: una cita con el rescate del patrimonio lúdico
En 1988, la Federación Mexicana de Juegos y Deportes Autóctonos y Tradicionales A.C. nació con el firme propósito de salvaguardar y reconocer las diversas formas de expresión lúdica de los pueblos originarios de México. Desde entonces, lleva a cabo actividades de promoción, difusión y salvaguarda de estos tesoros heredados de nuestros ancestros.
La próxima vez que juguemos sentémonos a la sombra de un árbol e intentemos dar una vuelta al trompo o mostrémonos sorprendidos por la destreza de la mente en una partida de piedra, papel o tijera, recordemos que en cada juego, en cada grito, en cada sonrisa, hay corazón, alma y sabiduría de generaciones. Entonces, disfrutaremos aún más del noble arte de compartir el juego.