Numerosos países occidentales instaron el jueves a sus ciudadanos a abandonar inmediatamente la zona del aeropuerto de Kabul debido a la amenaza terrorista que pesa sobre este punto, única puerta de salida del país para miles de afganos que intentan desesperadamente entrar en los últimos vuelos de evacuación de Afganistán.
Al acercarse la fecha límite del 31 de agosto fijada por Estados Unidos para abandonar el país, los gobiernos de Francia, Países Bajos y Bélgica anunciaron que ponían fin a las operaciones de repatriación desde Kabul, aunque ello signifique que algunas personas susceptibles de ser evacuadas se queden atrás.
A las complicaciones logísticas para evacuar a los miles de personas concentradas en el aeropuerto desde que los talibanes retomaron el poder el 15 de agosto, se suman ahora las amenazas a la seguridad.
Estados Unidos, el Reino Unido y Australia emitieron el miércoles por la noche advertencias simultáneas sobre posibles ataques terroristas en el lugar y pidieron a sus ciudadanos que se mantuvieran alejados, una recomendación que repitieron posteriormente varios países aliados.
El Departamento de Estado estadounidense citó “amenazas a la seguridad”, aunque no especificó su origen o naturaleza.
El ministro australiano de Defensa, Andrew Hastie, declaró en la radio australiana que “el riesgo de un atentado suicida es muy alto”.
Este jueves, el secretario de Estado británico para las Fuerzas Armadas, James Heappey, aseguró que la amenaza era “muy seria” e “inminente”, pero lamentó que “hay miles de personas que han ignorado esta advertencia”.
A pesar de la caótica situación en el aeropuerto, 88.000 personas han sido evacuadas desde que se puso en marcha el puente aéreo el 14 de agosto, un día antes de que los talibanes entraran en Kabul.
Las multitudes reunidas en el aeropuerto provocaron escenas de caos y al menos ocho personas murieron. Algunos afganos que esperan a las puertas del aeropuerto tienen pasaportes o visados extranjeros o pueden viajar, pero la mayoría no.
Varios países han pedido en vano que se posponga la retirada de Afganistán hasta que se complete la evacuación de todos los extranjeros y afganos bajo su protección. De hecho, las evacuaciones terminarán incluso antes, para que Estados Unidos pueda repatriar todo su aparato militar que protege el aeropuerto.
El primer ministro francés, Jean Castex, anunció la interrupción de esta operación el viernes por la noche, un plazo “impuesto por los estadounidenses”, según una fuente gubernamental.
“Es un momento doloroso porque significa que, a pesar del gran esfuerzo de los últimos tiempos, las personas que podían ser evacuadas a Holanda se quedarán atrás”, dijeron los ministros holandeses de Exteriores y Defensa al informar de los últimos vuelos de evacuación el jueves.
Turquía anunció el miércoles que comenzaba a retirar sus más de 500 tropas no combatientes del país, descartando aparentemente la posibilidad de que asuma la seguridad del aeropuerto de Kabul una vez que las tropas estadounidenses abandonen el lugar.
En una cumbre telemática del G7 celebrada el martes, Biden evocó la “aguda” amenaza terrorista de la rama regional del grupo yihadista Estado Islámico (EI), responsable de algunos de los atentados más mortíferos de los últimos años en Afganistán y Pakistán.
Radicalmente suní como los talibanes, pero al mismo tiempo rival de éstos, el EI ha masacrado a civiles en mezquitas, santuarios, plazas e incluso hospitales, y ha tomado como objetivo a musulmanes de facciones que considera herejes, incluidos los chiíes.
Cuando Estados Unidos y los talibanes cerraron en 2020 el acuerdo que trazó las líneas para la retirada de las tropas extranjeras, el ISIS les acusó de abandonar la causa yihadista. Y aunque varios grupos yihadistas les felicitaron tras la toma de Kabul, el IS aún no lo ha hecho.
A su regreso al poder, los talibanes prometieron un cambio respecto al régimen impuesto entre 1996 y 2001, en el que se aplicaba una interpretación muy rigurosa y radical de la ley islámica.
Aunque se opusieron radicalmente a ampliar el plazo de evacuación, los talibanes se comprometieron a dejar salir a los extranjeros y afganos en peligro después del 31 de agosto.
“Los talibanes se comprometieron pública y privadamente a proporcionar y permitir el paso seguro a los estadounidenses, a otros extranjeros y a los afganos en situación de riesgo en el futuro después del 31 de agosto”, dijo el Secretario de Estado estadounidense Antony Blinken.
Pero muchos afganos temen un retorno al régimen anterior, con violentas represalias contra quienes trabajaron para militares extranjeros, misiones occidentales o el gobierno anterior.
Existe una especial preocupación por las mujeres, que fueron marginadas de la educación y el empleo y sólo podían salir de casa con escolta masculina bajo el anterior gobierno talibán.
“No sólo nos han salvado la vida, también han salvado nuestros sueños”, dijo.