Aunque los daños en la zona arqueológica del Templo Mayor son mínimos tras el derrumbe del techo del espacio, aún no hay fecha exacta para la retirada de las láminas caídas o para montar una nueva cubierta.
Tras el derrumbe del techo que cubría el edificio de la Casa de las Águilas, este jueves un equipo de restauradores, arqueólogos y personal de protección civil trabajó en el Templo Mayor para concluir el levantamiento de los daños y poder definir el proceso de intervención en la zona.
“Todavía no podemos decir cuánto tiempo va a tardar porque todavía estamos en el peritaje, tenemos que ver cómo es para poder retirarlo. Como están montados, es posible que se retire por partes, no de una sola vez porque puede dañar el edificio. Esperamos que sea lo antes posible para poder poner la cubierta provisional y luego la definitiva”, explicó Patricia Ledesma, directora del Museo del Templo Mayor.
En conferencia de prensa, la especialista precisó que las láminas no dañaron los vestigios prehispánicos, pues toda la estructura metálica cayó en forma de V y se apoyó en sus propios “codos” y en las aceras modernas, lo que dejó un poco de “aire” a la arquitectura mexica sin dañarla.
La prioridad, dijo, es proteger provisionalmente la zona de posibles lluvias posteriores. Para ello, en los trabajos de restauración se colocó un hule espuma blanco especial que forma una capa protectora entre la piedra y las tuberías o material de desecho. Ésta permanecerá en su lugar hasta que finalice el estudio y se diseñe la estrategia para levantar las láminas.
“Por su tamaño y estructura es posible que tengamos que retirarlas por partes”, agregó Ledesma al precisar que la aseguradora del Templo Mayor también realiza una evaluación de los daños para aplicar la póliza aunque aún no se conoce el monto del seguro.
Los cuatro techos, que fueron colocados en edificios donde hay pinturas murales mexicas, cubren igual número de construcciones dentro del Templo Mayor y datan de principios de la década de los 80; a pesar de su constante mantenimiento, uno de ellos no soportó el peso del granizo y la lluvia del pasado miércoles y se desplomó, aunque no de manera total sobre los restos arqueológicos, sino sobre sus propios “codos”.
“En cierto modo la cubierta cumplió su función, al caer se quedó en V protegiendo el edificio”, añadió Lourdes Gallardo, responsable de la restauración. La humedad, dijo, tendrá que ser retirada poco a poco para no afectar la estabilidad de la pintura mural mexica.
El arqueólogo Leonardo López Luján, director del Proyecto Templo Mayor, explicó en su cuenta de Twitter que la Casa de las Águilas es importante porque “es un excepcional edificio religioso mexica que formó parte del recinto sagrado de la gran Tenochtitlan“. Junto con el Centro Histórico de la CDMX, fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1987″.
Según evidencias históricas, la Casa de las Águilas pudo haber sido utilizada para velar los cadáveres de los soberanos mexicas recién fallecidos (tlatoque), explicó.
El recinto permanecerá cerrado al público durante los trabajos de restauración y mantenimiento, dijo el director.