A todos nos ha sucedido alguna vez que sentimos asco hacia algún olor o sabor, ya sea algo que está frente a nosotros o algo que nos recuerda a algo desagradable. Pero para superarlo, primero hay que entender que el asco es una emoción universal que todos los seres humanos comparten.
La psicóloga Georgina Burgos explica que el asco es una emoción compleja, la cual es provocada por distintos factores, como el entorno y la cultura. Por esto, hay personas que no se atreverían a probar ciertos alimentos o olores, mientras que otras no muestran ninguna reacción frente a lo mismo.
Por otra parte, el chef Andoni Luis Aduriz ha logrado expresar esta emoción de forma artística con sus platos. Por ejemplo, ha preparado dulces hechos con sangre, manzanas podridas y pan colonizado con hongos Penicilium. Esto demuestra el potencial que el asco puede tener en la cocina.
Además de su uso artístico, el asco también puede ser un buen punto de partida para educar a los niños acerca de alimentación saludable. Los dietistas-nutricionistas Lucía Martínez y Aitor Sánchez recomiendan dar un margen de libertad para que los niños prueben distintos alimentos sin temor, además de currarse la presentación de los mismos y fomentar un clima agradable. Lo mejor aún es que los padres prediquen con el ejemplo.
Una forma divertida de abordar el asco con los niños es usando los insectos como un elemento curioso. La Denominación de Origen Rueda organizó una cata de vinos junto con bichos para interpelar emocionalmente a sus clientes. Así se logra enseñarles a los niños que no deben tener miedo de probar los alimentos.
Asco en el Arte
El asco también ha sido representado en el arte, particularmente en la literatura y el cine. Por ejemplo, en la novela El asco, del escritor Horacio Castellanos Moya, el protagonista aborrece todo lo relacionado con El Salvador.
Además, la película Del revés (2015), explica el funcionamiento del cerebro a través de cinco emociones, entre las cuales se encuentra el asco. Está claro que esta emoción es importante para entender nuestra reacción hacia los alimentos y olores.
Cultura y Asco
Pero el asco no solo se relaciona con la reacción individual hacia los alimentos y olores. La cultura también juega un papel importante cuando se trata de asco. Un ejemplo de esto fue en la película animada Pixar, Ratatouille. En la versión americana se muestra al ratón Remy comiendo brócoli, pero en la versión japonesa se cambió por pimiento verde, ya que este último es muy popular entre los niños japoneses.
Conclusión
El asco es una emoción compleja que nos permite entender nuestra reacción hacia los sabores y olores. Es importante no obligar a los niños a comer cosas que les provocan asco, sino enseñarles a adaptarse de forma saludable a los distintos sabores sin miedo.
Además, hay que tener en cuenta el factor cultural cuando se trata de asco. Cada cultura tiene sus propios alimentos y olores y no hay una respuesta única para todos. Lo mejor es comprender las diferentes reacciones y aceptarlas como parte de nuestro patrimonio cultural.