El gobierno central de Etiopía declaró el estado de emergencia nacional por la guerra del Tigray, tras los últimos avances de los rebeldes sobre la vecina región de Amhara, aliada del ejecutivo.
La medida, ordenada por el Consejo de Ministros etíope, fue anunciada por el ministro de Justicia, Gedion Timotios, en una rueda de prensa.
El estado de emergencia – que, entre otras medidas, restringe la celebración de protestas y prohíbe la difusión de información o propaganda en apoyo de grupos considerados terroristas (como los rebeldes de Tigray) – se adoptó, según el ministro, para frenar a las fuerzas tigresas y evitar la desintegración del país.
También se prohíbe la portación de armas de fuego, salvo las autorizadas por las fuerzas de seguridad.
El anuncio se produjo después de que, entre el sábado y el lunes, el rebelde Frente de Liberación del Pueblo de Tigray (TPLF) -el partido gobernante en la región norteña hasta el estallido del conflicto en noviembre de 2020- anunciara la toma de dos ciudades amhara, Dessie y Kombolcha, a menos de 400 kilómetros de la capital etíope.
Ante el avance de las fuerzas tigresas en Amhara -región vecina con la que mantienen una histórica disputa territorial-, el primer ministro etíope, Abiy Ahmed, envió el domingo por la noche un mensaje a los etíopes en el que les instaba a aparcar “temporalmente” sus asuntos cotidianos y a unirse y organizarse para poner “todas las armas y todo el poder” al servicio de la guerra contra el TPLF.
Además, las autoridades de la capital etíope, Addis Abeba, han pedido hoy a los habitantes de la ciudad que registren todas sus armas privadas y cooperen con las fuerzas de seguridad para defender sus barrios.
La embestida rebelde del fin de semana contra Amhara se produjo, a su vez, tras varios días de bombardeo de la capital tigrense, Mekele, y otras zonas de la región por parte del gobierno etíope y sus aliados.
La guerra entre Tigray y el ejecutivo central de Etiopía estalló el 4 de noviembre de 2020, cuando el primer ministro etíope ordenó una ofensiva contra el LTTE en represalia por un ataque a una base militar federal y tras una escalada de las tensiones políticas.
Desde entonces, miles de personas han muerto, unos dos millones han sido desplazados internamente en Tigray y al menos 75.000 etíopes han huido al vecino Sudán, según datos oficiales.
Además, casi siete millones de personas se enfrentan a una “crisis de hambre” a causa de la guerra, según advirtió en septiembre el Programa Mundial de Alimentos de la ONU.