La expulsión y deportación de migrantes de Estados Unidos, en su mayoría centroamericanos, ha provocado la creación de cientos de albergues a lo largo de la frontera norte.
Desde tiendas de campaña improvisadas de cartón y techos de plástico hasta hoteles, polideportivos o gimnasios equipados con camas, colchones, duchas y cocinas comunitarias, acogen cada día a miles de migrantes que ven frustrado el sueño americano.
Aunque no hay un recuento oficial de los refugios, organizaciones de ayuda como la Red de Derechos de los Migrantes han registrado al menos 630 refugios a lo largo de los 3.200 kilómetros de frontera entre México y Estados Unidos. Es decir, tres veces más de lo que se había registrado hasta 2019.
La mayoría de ellos están saturados debido a la aplicación de políticas migratorias como la de “Quédate en México“, que los gobiernos de Donald Trump y Andrés Manuel López Obrador negociaron hace dos años para permitir a los migrantes esperar en territorio mexicano una decisión judicial sobre sus solicitudes de asilo, lo que provocó que unas 25.000 personas buscaran refugio en ese lado de la frontera.
En entrevista con El Sol de México, Rogelio Pinal, director de Derechos Humanos de Ciudad Juárez y coordinador de la secundaria municipal Kiki Romero, habilitada como albergue para migrantes desde febrero de 2019, destacó que esperan una nueva oportunidad para pedir asilo en el país vecino, por lo que cada día un grupo de ellos pide ser trasladado al Centro Integral para Migrantes Leona Vicario, con la intención de esperar a que se abran las fronteras de Estados Unidos.
“Todos los días entre 50 y 100 (migrantes) nos piden apoyo, un lugar para dormir, un lugar para comer, y muchos de ellos son familias enteras, niños, mujeres”, dijo Pinal.
Los mismos migrantes que son devueltos a la frontera para esperar una audiencia en Estados Unidos han instalado campamentos improvisados en las orillas del río Bravo para servir de refugio con lo que puedan encontrar, según Ivonne López de Lara, coordinadora del Centro de Derechos Humanos Casa del Migrante.
La demanda de alojamiento es tan grande que algunas casas particulares se anuncian como albergues, pero cobran a los inmigrantes por el alojamiento y la comida.