Hay una gran cantidad de factores que influyen en la seguridad alimentaria y como consumidores, a menudo desconocemos los riesgos que asumimos al consumir alimentos. Los alimentos pueden causar enfermedades transmitidas por alimentos si no se manipulan, almacenan y cocinan correctamente.
Nuestras papilas gustativas, nuestro sentido del olfato y la vista son nuestras siguientes defensas contra las ETA. Los síntomas pueden aparecer horas, incluso días después de haber consumido el alimento contaminado.
Los alimentos contaminados pueden pertenecer a cuatro categorías distintas: contaminados, adulterados, alterados y falsificados. ¡Pero no se preocupe, con estas claves sabrá cómo detectar los alimentos en mal estado sin complicación ni dolor de cabeza!
Primera clave: la contaminación alimentaria
A menudo, la contaminación cruzada ocurre cuando el agente patógeno pasa de un alimento a otro por falta de higiene. Así que, limpie todo antes, durante y después de preparar alimentos.
Los alimentos contaminados, son aquellos que contienen cualquier agente extraño a su composición que pueda resultar perjudicial para la salud del consumidor. Los contaminantes pueden ser físicos, químicos y biológicos, incluyendo insectos, roedores, aves, parásitos y microorganismos como bacterias, virus y mohos.
Las fuentes de contaminación de los alimentos pueden ser el medio ambiente, plagas, utensilios y locales sin higiene adecuada, basuras, otros alimentos y el propio manipulador de alimentos. Los efectos de estos contaminantes varían desde enfermedades leves hasta enfermedades graves y en algunos casos pueden ser mortales. Por eso, hay que prestarle atención a la higiene en general, tanto en el lugar de trabajo, utensilios, como en la higiene personal.
Segunda clave: la alteración de los alimentos
La alteración en la calidad de un alimento puede ser detectada mediante los sentidos: olfato, vista y gusto. Cuando un alimento adopta una característica que no le es propia, suele estar alterado.
Es por eso que el mal olor es un indicador de que un alimento no es seguro para consumir. En productos lácteos como la leche o ciertos quesos, el mal olor es un signo de que se han estropeado. La aparición de una película viscosa y verdosa en ciertas superficies y en alimentos frescos como frutas y verduras es indicador de biofilms, grupo de bacterias que pueden provocar el deterioro de los alimentos.
La presencia de moho en la superficie de un alimento significa que está seriamente afectado en su interior y puede resultar peligroso para la salud. Algunos productos con moho pueden consumirse si se elimina la parte afectada. Por lo tanto, es mejor retirar siempre la parte afectada, para asegurar su seguridad.
Tercera clave: la etiqueta del alimento
Las etiquetas de los alimentos contienen información importante para que conozca el origen y composición de los productos. En ellas se pueden encontrar datos importantes como el nombre del producto, la fecha de caducidad, la lista de ingredientes, la cantidad de cada producto incluido y la dirección del fabricante.¡Esto puede ayudar a detectar problemas potenciales antes de comprar o consumir el alimento en cuestión!
Además, observar bien la fecha de caducidad es importante. Comprar alimentos que estén próximos a esta fecha es un riesgo que no deberíamos correr.
Cuarta clave: el daño físico del alimento
Hay daños físicos que hay que tener en cuenta para saber si un alimento está contaminado o no. Un alimento dañado en apariencia puede no ser saludable para el consumo.
Por ejemplo, el oscurecimiento de la carne roja no significa que esté en malas condiciones, sino que se ha producido una oxidación a causa de la exposición a la luz y al oxígeno. La temperatura es fundamental para prevenir este cambio de color. También debe tener en cuenta que el pescado fresco tiene las escamas firmes y brillantes, y cuando las mismas se separan con facilidad, significa que la piel del pescado está blanda y no es fresco.
El daño físico en la fruta, como golpes en la superficie, tiene efectos sobre la textura y la composición. Cuando una fruta recibe un golpe, se producen cambios físicos y químicos que implican el desarrollo de microorganismos en el interior. Por lo tanto, evita comprar fruta que tenga golpes o magulladuras.
Quinta clave: el embalaje del alimento
El embalaje adecuado para un alimento también es importante para mantenerlo fresco y libre de contaminantes. Los envases de alimentos deben mantener el producto fresco y evitar que las bacterias y otros microorganismos lo contaminen. Una lata abollada, oxidada o hinchada debe tirarse, ya que puede ser sinónimo de contaminación bacteriana o química provocada por el óxido del interior de la lata que entra en contacto con el alimento.
En cualquier caso, hay que tener en cuenta la higiene y el estado de los espacios y productos de almacenamiento al que llega el alimento, ya que el deterioro del empaque y de los productos puede ayudar a la entrada de contaminantes.
Sexta clave: cómo denunciar alimentos contaminados
Finalmente, cabe destacar la importancia de denunciar en caso de detectar alimentos contaminados. Para ello, existen institutos encargados de velar por la seguridad alimentaria y que pueden recibir denuncias sobre alimentos contaminados, como el INAL o SENASA, o en las dependencias de Bromatología de la Municipalidad que corresponda. Debemos ser conscientes del valor de la salud y la seguridad alimentaria, y por ello, no dudemos en alertar a las autoridades competentes.
Recuerde, estar atento a las características físicas de los alimentos, a las fechas de vencimiento, al tipo de empaque, a la higiene general y personal, y a la calidad en los lugares de almacenamiento, son las claves para detectar alimentos en mal estado que puedan resultar perjudiciales para su salud.
Para finalizar
La seguridad alimentaria es esencial para prevenir enfermedades transmitidas por alimentos que pueden ser perjudiciales para la salud del consumidor. Existen cuatro categorías de alimentos contaminados, adulterados, alterados y falsificados. Para evitar problemas, se deben prestar atención a las cinco claves, que incluyen la contaminación alimentaria, la alteración de los alimentos, la etiqueta del alimento, el daño físico del alimento y el embalaje del alimento. La limpieza, el olor, la fecha de caducidad, la calidad física y el embalaje son factores a tener en cuenta al seleccionar alimentos para evitar problemas de salud.